Credo y bienaventuranzas del jurista católico
Tras la asamblea de católicos de esta categoría profesional celebrada en
Quito
VALLE DE CHALCO, martes, 22 abril 2008 (ZENIT.org-El Observador).-El obispo
de Valle de Chalco (Estado de México) y responsable de la Sección de
Pastoral Social del Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo
Episcopal Latinoamericano (CELAM), monseñor Luis Artemio Flores Calzada, dio
a conocer «El credo y las bienaventuranzas del jurista católico», como
resultado de los trabajos de la Tercera Asamblea de los Juristas Católicos
de América Latina y el Caribe (Jucalayc), que se celebró, del 10 al 13 de
abril en Quito, Ecuador.
El tema general de esta Tercera Asamblea de Jucalayc fue el «Identidad y
misión del jurista católico». El encuentro que concluyó con la formulación
del Credo y las Bienaventuranzas del Jurista Católico, representó --según ha
dicho monseñor Flores Calzada-- un espacio de fraternidad y compromiso para
formular aportes en vista a mejorar las políticas públicas de América Latina
y el Caribe a favor de la reinserción y la rehabilitación de los
encarcelados.
«Como fruto del encuentro, explica el obispo del Valle de Chalco, se afianza
la preocupación por atender a los hermanos privados de libertad, en quienes
se descubre el rostro sufriente de Cristo, que esperan por la solidaridad de
los creyentes siguiendo el mandato de Aparecida que pide que se brinde una
atención especial a los encarcelados, entre tantos otros que expresan
rostros concretos del sufrimiento en el mundo urbano, y que exigen el
compromiso decidido de parte de los creyentes como se menciona en el numeral
517 del Documento Conclusivo así como la urgente atención por parte de las
autoridades gubernamentales llamados a solucionar los graves problemas que
se viven al interior de las cárceles».
Jucalayc tiene un consejo, compuesto por coordinadores de las cuatro
regiones del CELAM: región Centroamericana y México, región Caribeña,
Bolivariana y Cono Sur; una asamblea integrada por dos delegados de cada
país y un consejero, sacerdote. La integración de JUCALAY se completa con
capítulos nacionales, diocesanos y parroquiales.
A continuación publicamos el fruto del trabajo realizado en Quito, Ecuador:
«El credo y las bienaventuranzas del jurista católico».
Credo del Jurista Católico
1. CREEMOS en el Dios de la vida; en Jesucristo, abogado de los
desprotegidos; en el Evangelio que nos da libertad y liberta a los hombres y
mujeres; en la inviolabilidad de la dignidad humana y de la conciencia; en
la esencial igualdad de todo ser humano y en su dignidad de hijo/a de Dios;
en el valor del "estar" y de la escucha; en la capacidad y el derecho de los
privados de liberad a redimirse.
2. CREEMOS que el jurista católico es una persona llamada y enviada por
Jesucristo a ser instrumento del Reino de Dios en el mundo, con la fuerza y
el poder del Espíritu Santo, siendo signo y testigo del amor y misericordia
de Dios hacia los más desfavorecidos, especialmente en el mundo de la
"carcelación", los marginados y excluidos.
3. CREEMOS que la misión esencial del jurista católico consiste en vivir y
ser un servidor de la justicia, la verdad, la libertad, la vida, la
reconciliación y la paz, la dignificación y humanización de las personas,
mediante el aporte creativo de sus talentos y el ejercicio de su profesión.
4. CREEMOS que el jurista católico debe fundamentar su acción en la Doctrina
Social de la Iglesia y en una espiritualidad profunda y encarnada, con el
apoyo efectivo de sacerdotes y obispos.
5. CREEMOS que el jurista católico debe crear puentes de colaboración con
profesionales y organismos de la sociedad civil para defender, denunciar y
promover ante autoridades gubernamentales cambios en las políticas públicas.
6. CREEMOS que un jurista católico debe ser una persona: competente en el
ejercicio de su profesión, leal, honesta, humilde (reconocerse amada en la
vulnerabilidad y pecadora), profundamente solidaria, capaz de soñar un mundo
sin cárceles ni estructuras injustas e inhumanas.
7. CREEMOS que es necesario vivir en un proceso de formarnos permanente para
ser verdaderos discípulos y misioneros de Jesucristo, en y desde el
ejercicio de nuestra profesión.
Bienaventuranzas del Jurista Católico
1. BIENAVENTURADO el jurista católico que sigue a Cristo, lo conoce, vive en
su palabra, y es coherente en su fe y actuar, porque le dará credibilidad a
la Iglesia y a su labor como jurista.
2. BIENAVENTURADO el jurista católico que defiende y promueve la dignidad
humana y el derecho de los privados de la libertad, marginados y expulsados,
reconociendo en cada uno el rostro de Jesús, porque se identificará con
Jesucristo solidario.
3. BIENAVENTURADO el jurista católico que, con humildad de corazón y con
perseverancia, presta un servicio incondicional y desinteresado a los
privados de libertad, porque será signo e instrumento del Reino de Dios.
4. BIENAVENTURADO el jurista católico que, valorando la dignidad humana de
los que han sido privados de la libertad, ejerce el manejo de un proceso
justo y lucha contra las propuestas inhumanas de la estructura
sociopolítica, porque será constructor de una nueva sociedad.
5. BIENAVENTURADO el jurista católico que visita a los privados de la
libertad, comparte su sufrimiento y con su presencia les hace sentir el amor
de Dios, porque eso le permitirá identificarse con ese hermano.
6. BIENAVENTURADO el jurista católico que ama la verdad, denuncia las
injusticias y no se deja aprisionar por las estructuras legales de pecado,
porque hará presente a Cristo redentor del ser humano.
7. BIENAVENTURADO el jurista católico que vive su bautismo en comunión y
participación con toda la Iglesia y pone todo su esfuerzo y creatividad para
que quienes están en el mundo de la carcelación tengan vida plena en Cristo,
porque así se mostrará como verdadero discípulo y misionero de Jesucristo.
Tras la asamblea de católicos de esta categoría profesional celebrada en
Quito
VALLE DE CHALCO, martes, 22 abril 2008 (ZENIT.org-El Observador).-El obispo
de Valle de Chalco (Estado de México) y responsable de la Sección de
Pastoral Social del Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo
Episcopal Latinoamericano (CELAM), monseñor Luis Artemio Flores Calzada, dio
a conocer «El credo y las bienaventuranzas del jurista católico», como
resultado de los trabajos de la Tercera Asamblea de los Juristas Católicos
de América Latina y el Caribe (Jucalayc), que se celebró, del 10 al 13 de
abril en Quito, Ecuador.
El tema general de esta Tercera Asamblea de Jucalayc fue el «Identidad y
misión del jurista católico». El encuentro que concluyó con la formulación
del Credo y las Bienaventuranzas del Jurista Católico, representó --según ha
dicho monseñor Flores Calzada-- un espacio de fraternidad y compromiso para
formular aportes en vista a mejorar las políticas públicas de América Latina
y el Caribe a favor de la reinserción y la rehabilitación de los
encarcelados.
«Como fruto del encuentro, explica el obispo del Valle de Chalco, se afianza
la preocupación por atender a los hermanos privados de libertad, en quienes
se descubre el rostro sufriente de Cristo, que esperan por la solidaridad de
los creyentes siguiendo el mandato de Aparecida que pide que se brinde una
atención especial a los encarcelados, entre tantos otros que expresan
rostros concretos del sufrimiento en el mundo urbano, y que exigen el
compromiso decidido de parte de los creyentes como se menciona en el numeral
517 del Documento Conclusivo así como la urgente atención por parte de las
autoridades gubernamentales llamados a solucionar los graves problemas que
se viven al interior de las cárceles».
Jucalayc tiene un consejo, compuesto por coordinadores de las cuatro
regiones del CELAM: región Centroamericana y México, región Caribeña,
Bolivariana y Cono Sur; una asamblea integrada por dos delegados de cada
país y un consejero, sacerdote. La integración de JUCALAY se completa con
capítulos nacionales, diocesanos y parroquiales.
A continuación publicamos el fruto del trabajo realizado en Quito, Ecuador:
«El credo y las bienaventuranzas del jurista católico».
Credo del Jurista Católico
1. CREEMOS en el Dios de la vida; en Jesucristo, abogado de los
desprotegidos; en el Evangelio que nos da libertad y liberta a los hombres y
mujeres; en la inviolabilidad de la dignidad humana y de la conciencia; en
la esencial igualdad de todo ser humano y en su dignidad de hijo/a de Dios;
en el valor del "estar" y de la escucha; en la capacidad y el derecho de los
privados de liberad a redimirse.
2. CREEMOS que el jurista católico es una persona llamada y enviada por
Jesucristo a ser instrumento del Reino de Dios en el mundo, con la fuerza y
el poder del Espíritu Santo, siendo signo y testigo del amor y misericordia
de Dios hacia los más desfavorecidos, especialmente en el mundo de la
"carcelación", los marginados y excluidos.
3. CREEMOS que la misión esencial del jurista católico consiste en vivir y
ser un servidor de la justicia, la verdad, la libertad, la vida, la
reconciliación y la paz, la dignificación y humanización de las personas,
mediante el aporte creativo de sus talentos y el ejercicio de su profesión.
4. CREEMOS que el jurista católico debe fundamentar su acción en la Doctrina
Social de la Iglesia y en una espiritualidad profunda y encarnada, con el
apoyo efectivo de sacerdotes y obispos.
5. CREEMOS que el jurista católico debe crear puentes de colaboración con
profesionales y organismos de la sociedad civil para defender, denunciar y
promover ante autoridades gubernamentales cambios en las políticas públicas.
6. CREEMOS que un jurista católico debe ser una persona: competente en el
ejercicio de su profesión, leal, honesta, humilde (reconocerse amada en la
vulnerabilidad y pecadora), profundamente solidaria, capaz de soñar un mundo
sin cárceles ni estructuras injustas e inhumanas.
7. CREEMOS que es necesario vivir en un proceso de formarnos permanente para
ser verdaderos discípulos y misioneros de Jesucristo, en y desde el
ejercicio de nuestra profesión.
Bienaventuranzas del Jurista Católico
1. BIENAVENTURADO el jurista católico que sigue a Cristo, lo conoce, vive en
su palabra, y es coherente en su fe y actuar, porque le dará credibilidad a
la Iglesia y a su labor como jurista.
2. BIENAVENTURADO el jurista católico que defiende y promueve la dignidad
humana y el derecho de los privados de la libertad, marginados y expulsados,
reconociendo en cada uno el rostro de Jesús, porque se identificará con
Jesucristo solidario.
3. BIENAVENTURADO el jurista católico que, con humildad de corazón y con
perseverancia, presta un servicio incondicional y desinteresado a los
privados de libertad, porque será signo e instrumento del Reino de Dios.
4. BIENAVENTURADO el jurista católico que, valorando la dignidad humana de
los que han sido privados de la libertad, ejerce el manejo de un proceso
justo y lucha contra las propuestas inhumanas de la estructura
sociopolítica, porque será constructor de una nueva sociedad.
5. BIENAVENTURADO el jurista católico que visita a los privados de la
libertad, comparte su sufrimiento y con su presencia les hace sentir el amor
de Dios, porque eso le permitirá identificarse con ese hermano.
6. BIENAVENTURADO el jurista católico que ama la verdad, denuncia las
injusticias y no se deja aprisionar por las estructuras legales de pecado,
porque hará presente a Cristo redentor del ser humano.
7. BIENAVENTURADO el jurista católico que vive su bautismo en comunión y
participación con toda la Iglesia y pone todo su esfuerzo y creatividad para
que quienes están en el mundo de la carcelación tengan vida plena en Cristo,
porque así se mostrará como verdadero discípulo y misionero de Jesucristo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario