Testimonio de María Vallejo-Nágera a su regreso del sur de la India
(Reproducido con permiso de la autora)
(Reproducido con permiso de la autora)
Mis queridos amigos:
Ya estoy de vuelta de la India. Esta vez hemos estado en la selva del Sur, en Kerala, en la zona del padre Manjakal. No sabes lo que me ha impresionado la selva, la espantosa pobreza, pero sobretodo la felicidad de esas gentes que no tienen NADA DE NADA. Y nosotros en Madrid preocupados por bobadas sin ninguna importancia.
No he hecho más que pensar en la Madre Teresa, lo que debió sufrir allí y lo valiente que fue. Nosotros hemos bebido agua de botella todo el viaje y aún así una de mis amigas se ha puesto super malita. La Madre jamás bebió de botella, sino de lo que podía, y duró casi 90 años. Cuando Cristo está cerca, Él se encarga de todo: de purificar el agua, de que no mueras con la malaria de los mosquitos (por cierto, nos han abrasado a pesar de llevar Aután). Este viaje ha puesto la guinda en mi corazón que me faltaba. Estoy alucinada del poder de Jesús.
En plena selva nos topamos inesperadamente con una pequeña misión de monjitas de clausura que tenían los restos de un santo indio, católico. Te llevaré fotocopia de su historia y de su cara para que puedas pedirle un favor del cielo. Brutal santazo, desconocido en España, pero que salvó cientos de vidas en plena selva. Se llama: BLESSED KURIAKOSE ELIAS CHAVARA (1805-1871).
La gente de la India no es católica, ya que profesan otras religiones: Crishna, Buda, Shiva, etc... Sólo un 2% de la población es católica. ¡¡¡Pero qué católicos!!! Wow! La gente orando con un fervor alucinante, descalzos, (dejan sus chanclitas en la entrada de la iglesia, como se hace en el resto de los templos de otros dioses). Respeto, respeto, respeto hasta el final.
Así el padre James alucina cada vez que viene por aquí y se le ponen los pelos de punta del susto.
España va a pagar muy caro el daño que está haciendo a Cristo. No se está dando cuenta de la sangre que se ha derramado en el mundo entero para llevar a Cristo a los pobres. Tenemos que perseverar con más ferocidad que nunca.
Tenemos una labor impresionante entre los nuestros. No podemos desfallecer. Lo digo con convencimiento y con el corazón.
Tenemos que comenzar a orar en familia con más fuerza que nunca. Que nuestros pequeños sepan de Dios, de lo que les ama, de lo que les da y sobretodo, de las cuentas que tendrán que dar PORQUE TIENEN DE TODO. No saben lo que es pasar hambre, ni que cada día se trate de supervivencia.
Esos niños llevan penurias bestiales en los ojos, pero también una felicidad que ya la querría el hombre rico. Nada se puede expresar con palabras. Hay que verlos y estar con ellos para entender lo que os digo.
Las misiones de la selva me han dado la lección de religión y humildad más grande que he recibido desde mi conversión en Medgugorje. ¡Tenemos mucho que aprender del pobre!
Ya te contaré más despacio, pues la información y los sentimientos que traigo en mi maleta son como para escribir otro libro.
Quizá el resumen más escueto que podría hacer de lo vivido sería este: Jesús va ahí donde le llamamos, pues nunca nos abandona. Y Él se encarga de TODO, de todo, de verdad. Controla a los mosquitos, la malaria, las enfermedades, el hambre... Donde está El, está el triunfo del Amor verdadero, de la protección de un Padre de amor infinito, inmenso.
Nada debemos temer, porque ahí donde estemos, si le llamamos, Él vendrá.
Quizá enfermemos, quizá muramos en el intento, pero hay que pensar en todo momento que es Él quien obra y quien dirige el barco. Nosotros sólo tenemos que decirle: "Lo que tú quieras, cuando tu quieras y moriré cuando tu quieras".
Ya estoy de vuelta de la India. Esta vez hemos estado en la selva del Sur, en Kerala, en la zona del padre Manjakal. No sabes lo que me ha impresionado la selva, la espantosa pobreza, pero sobretodo la felicidad de esas gentes que no tienen NADA DE NADA. Y nosotros en Madrid preocupados por bobadas sin ninguna importancia.
No he hecho más que pensar en la Madre Teresa, lo que debió sufrir allí y lo valiente que fue. Nosotros hemos bebido agua de botella todo el viaje y aún así una de mis amigas se ha puesto super malita. La Madre jamás bebió de botella, sino de lo que podía, y duró casi 90 años. Cuando Cristo está cerca, Él se encarga de todo: de purificar el agua, de que no mueras con la malaria de los mosquitos (por cierto, nos han abrasado a pesar de llevar Aután). Este viaje ha puesto la guinda en mi corazón que me faltaba. Estoy alucinada del poder de Jesús.
En plena selva nos topamos inesperadamente con una pequeña misión de monjitas de clausura que tenían los restos de un santo indio, católico. Te llevaré fotocopia de su historia y de su cara para que puedas pedirle un favor del cielo. Brutal santazo, desconocido en España, pero que salvó cientos de vidas en plena selva. Se llama: BLESSED KURIAKOSE ELIAS CHAVARA (1805-1871).
La gente de la India no es católica, ya que profesan otras religiones: Crishna, Buda, Shiva, etc... Sólo un 2% de la población es católica. ¡¡¡Pero qué católicos!!! Wow! La gente orando con un fervor alucinante, descalzos, (dejan sus chanclitas en la entrada de la iglesia, como se hace en el resto de los templos de otros dioses). Respeto, respeto, respeto hasta el final.
Así el padre James alucina cada vez que viene por aquí y se le ponen los pelos de punta del susto.
España va a pagar muy caro el daño que está haciendo a Cristo. No se está dando cuenta de la sangre que se ha derramado en el mundo entero para llevar a Cristo a los pobres. Tenemos que perseverar con más ferocidad que nunca.
Tenemos una labor impresionante entre los nuestros. No podemos desfallecer. Lo digo con convencimiento y con el corazón.
Tenemos que comenzar a orar en familia con más fuerza que nunca. Que nuestros pequeños sepan de Dios, de lo que les ama, de lo que les da y sobretodo, de las cuentas que tendrán que dar PORQUE TIENEN DE TODO. No saben lo que es pasar hambre, ni que cada día se trate de supervivencia.
Esos niños llevan penurias bestiales en los ojos, pero también una felicidad que ya la querría el hombre rico. Nada se puede expresar con palabras. Hay que verlos y estar con ellos para entender lo que os digo.
Las misiones de la selva me han dado la lección de religión y humildad más grande que he recibido desde mi conversión en Medgugorje. ¡Tenemos mucho que aprender del pobre!
Ya te contaré más despacio, pues la información y los sentimientos que traigo en mi maleta son como para escribir otro libro.
Quizá el resumen más escueto que podría hacer de lo vivido sería este: Jesús va ahí donde le llamamos, pues nunca nos abandona. Y Él se encarga de TODO, de todo, de verdad. Controla a los mosquitos, la malaria, las enfermedades, el hambre... Donde está El, está el triunfo del Amor verdadero, de la protección de un Padre de amor infinito, inmenso.
Nada debemos temer, porque ahí donde estemos, si le llamamos, Él vendrá.
Quizá enfermemos, quizá muramos en el intento, pero hay que pensar en todo momento que es Él quien obra y quien dirige el barco. Nosotros sólo tenemos que decirle: "Lo que tú quieras, cuando tu quieras y moriré cuando tu quieras".
Muchos besos,
María Vallejo-Nágera
María Vallejo-Nágera
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