Nueva York, EU.- El sacerdote polaco Michael Heller, un filósofo y cosmólogo de 72 años, obtuvo el Templeton Prize, el premio más generoso concedido a un individuo, por un trabajo que ofrece, por medio de las matemáticas, pruebas indirectas de la existencia de Dios, informó hoy la fundación que lo otorga.
El premio, concedido por la Fundación John Templeton, está dotado con más de 1,6 millones de dólares, la cuantía más alta que se concede a individuos y organizaciones filantrópicas, pretende incentivar los avances en torno a las grandes cuestiones de la ciencia, la filosofía y la religión.
Según detalló la fundación a través de un comunicado, Heller ha "desarrollado agudos y sorprendentemente originales conceptos sobre el origen y las causas del Universo, a menudo bajo la intensa represión gubernamental" en Polonia.
"Es evidente que para Heller la naturaleza matemática del mundo y su inteligibilidad por parte del ser humano constituye la evidencia circunstancial de la existencia de Dios", aseguró su colega Karol Musiol en defensa del premiado.
La organización detalla que Heller "ha trabajado afanosamente durante años bajo las asfixiantes estructuras de la era soviética" y se ha convertido en una "convincente figura en los dominios de la física, cosmología, teología y filosofía, con un amplio bagaje académico y religioso".
El propio académico defiende en un escrito difundido por la Fundación John Templeton que "varios procesos del Universo pueden ser expuestos como una sucesión de estados, de forma que el precedente siempre sirve de causa para explicar el que le sucede y siempre una ley que dicta cómo un estado debe suceder a otro".
Dado que las leyes dinámicas se expresan en forma de ecuaciones, "si nos preguntamos sobre la causa del Universo deberíamos preguntar sobre la causa de las leyes matemáticas", argumenta Heller, quien termina defendiendo que esas cuestiones llevan a plantearse sobre "la raíz de todas las causas" y ligar la respuesta al "Gran Diseño de Dios".
"La ciencia no es sino un esfuerzo colectivo de la mente humana para leer la mente de Dios desde las preguntas sobre las que nosotros y el mundo parecemos estar hechos", añade Heller.
El filósofo, autor de más de 30 libros publicados, también se defiende en contra del "Dios de los huecos", utilizado solo para dar sentido a lo que la ciencia no es capaz de explicar.
En opinión de este profesor de la Facultad de Filosofía en la Academia Pontificia de Teología de Cracovia (Polonia), la negativa desde grupos religiosos a enseñar en las escuelas la teoría de la evolución "es una de las mayores equivocaciones, porque crea contradicciones o enfrentamientos entre Dios y el azar".
El premio será oficialmente entregado por el príncipe Felipe, duque de Edimburgo, marido de la reina Isabel II, en una ceremonia privada que tendrá lugar el próximo 7 de mayo en Londres.
Los premios Templeton fueron creados en 1973 por el agente de inversiones John M. Templeton como reconocimiento a las personas que contribuyen al entendimiento de la religión.
Entre los galardonados de otros años destaca la Madre Teresa de Calcuta, el escritor Alexander Solzhenitsyn, el reverendo Billy Graham y el líder espiritual indio Pandurang Shastri Athavale.
Noticia en ABC.es
La religión aislada de la perspectiva científica es coja, la ciencia que no admite otros modos de conocimiento es ciega. Es la máxima del profesor Michael Heller, sacerdote y matemático polaco de 72 años, amigo del Papa Juan Pablo II, que ha recibido el que se considera el mayor galardón académico del mundo por hermanar ciencia y religión. Heller no aporta fórmulas o teorías matemáticas que demuestren la existencia de Dios, pero introduce la duda sobre la existencia material del mundo que nos rodea. Su contribución singular son complejas fórmulas que hacen posible explicar todo, incluso la contingencia, mediante cálculos matemáticos. Es profesor de Filosofía en la Academia Pontificia de Teología de Cracovia.
1,1 millones de euros
La Templeton Foundation, dedicada a incentivar las aportaciones sobre el pacífico y enriquecedor maridaje de fe y ciencia, ha entregado a Heller 1,1 millones de euros, una cantidad que supera la dotación de los Premios Nobel. El premio, que lleva por nombre «Progreso hacia la Investigación o el Descubrimiento de Realidades Espirituales», fue constituido hace 35 años y su cuantía se actualiza cada año. Según la fundación, «el profundo entendimiento de Michael Heller le ha llevado a ser pionero en el avance de conceptos religiosos y en la expansión de los horizontes de la ciencia».
En su discurso en la ceremonia de recepción del galardón, celebrada en Nueva York, Heller señaló que «la ciencia es el esfuerzo colectivo de la mente humana por leer la mente de Dios con interrogantes de los que nosotros y el mundo que nos rodea parecemos estar hechos».
Heller comenzó la escuela primaria en Siberia, a donde su familia fue destinada por los rusos después de haber huido de los nazis con la invasión de Polonia. Las dificultades familiares padecidas bajo los nazis no mejoraron luego bajo el dominio comunista a su regreso a Polonia. La familia tuvo que padecer diversos contratiempos por la decisión de Heller de acudir al seminario para llegar a ser sacerdote.
Su relación con Juan Pablo II
Como académico pudo viajar a las Universidades de Oxford y Lieja, y trabajó con Juan Pablo II cuando éste fue arzobispo de Cracovia. Esa relación personal e intelectual se mantendría a lo largo de los años, y Heller fue uno de los académicos y filósofos invitado con regularidad a encuentros con el Papa en su residencia de verano de Castelgandolfo.
Heller destinará la dotación del premio al desarrollo del nuevo Centro Copérnico de Cracovia, dedicado a la investigación sobre ciencia y teología.
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