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martes, 17 de junio de 2008

El Opus Dei es para todos

Ahora me sonrío de nuevo cuando mis compañeros localizan confabulaciones del Opus Dei en la política polaca, escribe un miembro de la Obra corresponsal español en Polonia

 

Ricardo Estarriol

 

Gazeta Wyborcza, 21-22 de enero 2006, p. 16-17.

 

Una buena parte de los medios polacos han afirmado recientemente, especialmente después de la publicación de un largo reportaje en la edición polaca de "Newsweek", que el Opus Dei está intentando asumir el poder político en Polonia. Si eso es así, el Opus Dei ha fracasado en Polonia.  Porque su fin es transmitir la mentalidad laical consistente en respetar el pluralismo político y la autonomía del ámbito secular. Al mismo tiempo seria un fracaso en el intento de fortalecer el principio de la responsabilidad personal en la actuación de los fieles de la prelatura Opus Dei.

 

Este pensamiento es el primera que me vino a la cabeza cuando mis amigos de Gazeta me pidieron que les hiciera un análisis sobre el Opus Dei a la luz de la presencia de fieles de la Prelatura en diversos puestos del gobierno polaco.

 

Los medios polacos me hicieron pensar inicialmente que en Polonia estaba ahora sucediendo algo semejante a lo que había sucedido en la última fase de la Espana de Franco: los sectores más clericales de Espana –que partían de la  base de que cualquier católico que actuaba en la política representaba un partido o grupo político— consideraron que la presencia de unos pocos miembros del Opus Dei (ocho en un total de 116 ministros en once gabinetes entre 1939 y 1975) en los gabinetes de Franco, significaba que el Opus Dei había empezado a intervenir en la vida política espanola como una fuerza política más.

 

El hecho de que yo sea español, de que haya trabajado durante bastantes años en Polonia como corresponsal de prensa y el hecho de ser miembro numerario del Opus Dei debe haber sido la causa de que se me haya pedido el presente artículo. Creo que las tres calidades me obligan de alguna forma a intentar un análisis político con la mayor distancia posible.

 

De entrada el supuesto paralelismo de situaciones entre la España franquista y la Polonia actual es superficial y no vale. En aquella ocasión, cuando en 1956 un numerario del Opus Dei fue nombrado ministro de hacienda en el gobierno español, san Josemaría Escrivá contestó secamente a un Cardenal que se había sentido obligado a felicitarle: "lo único que me interesa es que se haga santo en su trabajo". Poco después diría a uno de sus colaboradores, al arquitecto César Ortiz de Echagüe, "si esos hermanos tuyos no fueran ministros, me quitarían muchos problemas, pero si yo insinuase eso no respetaría su libertad y destrozaría la Obra".

 

Me llamó la atención que algunos periodistas polacos todavía repitan trasnochados clichés ("secta secreta", "Iglesia paralela", "mafia católica" o "una masonería blanca"). El Opus Dei es tan secreto y misterioso como la archidiócesis de Varsovia. El Opus Dei es una prelatura personal de la Iglesia Católica con unos estatutos promulgados por la Santa Sede en 1982, extendida en 60 países del mundo, con una jerarquía pública y conocida y una espiritualidad propia. En Polonia existe una abundante literatura sobre esta Obra que hace innecesario repetir aquí muchas cosas ya conocidas.

 

Al comienzo Szczecin

 

Conoci personalmente al fundador del Opus Dei. Yo empecé a realizar viajes profesionales a Polonia en 1969. Más tarde, por encargo de mi periódico de Barcelona alquilé una vivienda y una oficina en Varsovia, donde trabajé largos períodos desde 1979-1989. Pero el Opus Dei no podía trabajar entonces en Polonia, porque no podía aportar lo que es más propio de la prelatura, es decir, el trabajo y la iniciativa privada de sus fieles Antes, el Opus Dei no hubiera podido ni tan sólo abrir ningún centro en el país. (hay que recordar que la ley de asociaciones polaca data de abril de 1989). Esa fue la razón por la cual el entonces prelado Álvaro del Portillo, en 1989 ya antes de que se formara la "mesa redonda", había decidido enviar inicialmente sólo dos sacerdotes a Polonia. En septiembre de 1979 del Portillo había hecho una visita informativa a Varsovia y Czestochowa y se había encontrado con Wyszinski.

 

Los dos sacerdotes fueron in inicialmente a Szczecin. El hecho de que la Obra hubiera empezado precisamente allí se debe sencillamente a que el obispo Kazimierz Majdanski, tal vez por influencia de Juan Pablo II que le citaba con frecuencia, insistió en que se iniciara la labor en aquella diócesis. No hay que buscar por lo tanto ninguna connotación nacionalista en el hecho de que el Opus Dei iniciara su apostolado precisamente en la Pomerania occidental.

 

Cuando acompañé por vez primer al Ks. Moszoro-Dabrowski a Polonia en noviembre de 1989, nuestros primeros contactos fueron con Tadeusz Pieronek en su vivienda del Wawel, con el entonces canciller diocesano de Katowice Wiktor Skowrc y con el entonces vicerrector del seminario de Varsovia Tadeusz Pikus. Por suerte, cuando más tarde los tres fueron nombrados obispo, nadie pensó en que debían su cargo a "maquinaciones" de aquel joven ingeniero electrónico, el Ks. Moszoro-Dabrowski. Felizmente tampoco nadie ha insinuado que el arzobispo Józef Zisinski de Lublin, conocido por su fuerte personalidad e independencia intelectual, hubiera caído "en las garras del Opus" por el hecho de que en muchos artículos ha transmitido con gran profundidad y elocuencia lo esencial del espíritu de la Obra, su secularidad, su apertura a la intelectualidad y su aprecio de la libertad individual.

 

Un año después se abrieron los primeros centros en Varsovia. En 1991 el prelado del Portillo estuvo dos veces en Polonia: una visita pastoral de cuatro días en abril 1991 y otra visita de tres días con motivo de la jornada de la Juventud en agosto de 1991 en Czestochowa. En octubre de 1993, seis meses antes de su muerte, del Portillo estuvo de nuevo en Polonia.

 

Poco después de haber sido nombrado prelado, el segundo sucesor de Escrivá, Javier Echevarría estuvo en Polonia en abril de 1995 durante otros cuatro días. En otoño de 1995 un pequeño grupo de fieles de la Obra se instaló ya en Cracovia, entre otras cosas para corresponder a la insistencia del Papa, que una y otra vez recordaba al Prelado en Roma que "el Opus Dei no habrá empezado a trabajar verdaderamente en Polonia hasta que no esté en Cracovia". En los años 1997/98 se abrieron otros centros en Poznan.

 

El pasado mes de agosto Echevarría estuvo de nuevo en Cracovia para asistir a la toma de posesión del arzobispo Stanislaw Dziwisz. También visitó Varsovia y Szczecin. La sala de congresos del Palacio de la Cultura, desde cuyos palcos yo había cubierto la información sobre tres congresos del POUP (en 1971, en 1975 y en 1980), estaba repleta de público para escuchar a Echevarría. Obviamente no todos los asistentes eran fieles de la prelatura.

 

Actualmente la prelatura cuenta en Polonia con casi 400 fieles y alrededor de 2000 cooperadores. La no programada espontaneidad que siempre ha caracterizado al Opus Dei ha hecho que lógicamente haya medios de formación del Opus Dei en muchas otras ciudades polacas. Yo he podido contar por lo menos las siguientes: Wroclaw, Lublin, Katowice, Gdansk, Bialystok, Torun, Rzeszow, Radom, Siedlce, Lodz, Olsztyn, Plock, Legnica y Bydgosz.

 

Tanto como en Francia o en Alemania

 

Para poder analizar lo que está sucediendo en Polonia es necesario conocer antes los rasgos más importantes del Opus Dei.

 

Un análisis del "caso polaco" que me ocupa me ha convencido de que antes de exponer el resultado es necesario destacar por lo menos tres características fundamentales del Opus Dei: el papel de los laicos en la Iglesia, el papel del trabajo personal ordinario como medio de santificación y de apostolado y la complementariedad de la estructura del Opus Dei con las estructuras de las iglesias locales. Sin tener en cuenta estos aspectos, es muy difícil responder a la pregunta que me he planteado al empezar este artículo.

 

He intentado penetrar ligeramente en la estructura sociológica de sus miembros con el fin de entender un poco las supuestas ansias de poder político. Quería entender cómo es posible que unos pocos cientos de personas en un país democrático de 38 millones de habitantes pueden ser acusadas de intentar asumir el poder político.

 

Una de mis primeras observaciones ha sido la Obra en polonia es muy masculino. Sé que en un centro del Opus Dei la gente de calentó cuando leyó el artículo de "Newsweek". Una mujer de la prelatura se me quejó concretamente de la visión masculina que se observaba en la forma de hablar de la política, de la insistencia en la eficacia, de la obsesión por la carrera. Me dicen que sólo el 40 % de los fieles de la prelatura en Polonia son mujeres, mientras que tendrían que ser un 55 %. Mi interlocutora me insiste en cambio en la enorme aportación que ha significado para ella y para muchas de las mujeres que se han acercado al Opus Dei la toma de conciencia del valor de la feminidad que han aprendido de Escrivá.

 

En Poznan entre los miembros del Opus Dei hay un bombero, un par de simples médicos (nada de directores de hospital o primarios: uno es ginecólogo), algún arquitecto de prestigio, varias enfermeras, una directora de un Kindergarten, un cameraman y mucha gente joven que intenta abrirse paso a la vida como puede.

 

Lo que podríamos llamar la primera generación del Opus Dei en Polonia es gente que tenía entre veinte y treinta años en la década de los noventa. Y los nuevos son todavía mucho más jóvenes, gente todavía no del todo madura que muchas veces interpreta como una actividad del Opus Dei algo que no tiene nada que ver con la Obra. He podido, por ejemplo, localizar uno de esos grupos que se llama Koliber (conservador-liberal) y que simpatiza con el partido UPR. Uno de los interlocutores me dijo, ante mi sorpresa, que Koliber era un movimiento juvenil del Opus Dei. Le pedí a Erhard Gasda que me lo explicara. El portavoz del Opus Dei en Polonia desmintió que Koliber tuviera algo que ver con el Opus Dei. Finalmente me enteré de que el joven organizador de aquel grupo había asistido a varios cursos de retiro del Opus Dei.

 

No soy sociólogo, pero el sentido común me hace ver que la difusión del espíritu del Opus Dei y del mensaje del Fundador en Polonia ha sido muchísimo mayor de lo que hace suponer el hecho de que haya sólo 400 fieles en Polonia. Quiero recordar que, cuando en circunstancias adversas, yo ayudé a la editorial de Swietego Jacka de Katowice a publicar el libro de Escrivá "Droga", se editaron 20.000 ejemplares, una cifra en la que no se hubiera atrevido a soñar una editorial occidental. Cuando una semana después el director de la editorial, me dijo que se habían vendido todos en una semana. Esto sucedía en 1982, siete años antes de que el Opus Dei apareciera en Polonia. Hasta la fecha en el pa'is del Vistula cuatro biografías de Escrivá y cuatro libros largos sobre el Opus Dei. La tirada total de libros del fundador del Opus Dei en Polonia supera la cifra de las ediciones totales en Alemania y Francia conjunta.

 

"Relacionados" con el Opus Dei

 

En los anos 80 miles de polacos empezaron a peregrinar a Roma. Muchos de ellos regresaban con un ejemplar de la Hoja Informativa sobre Escrivá. Me consta que se editaban algunas decenas de miles. Un joven académico, que quería ser miembro del Opus Dei a toda costa, me animó a organizar en 1986 en Varsovia una misa para los interesados en las enseñanzas de Escrivá. Sin apenas hacer propaganda, aparecieron 350 personas en la misa celebrada por Ks. Tadeusz Pikus en la iglesia académica de Santa Ana de Varsovia.

 

En el 2002 cuando, gracias a la decidida intervención del padre jesuita Krzysztof Oldakowski, fue posible que la televisión estatal, controlada entonces por un partido que hoy está en la oposición, difundiera la ceremonia de canonización de San Josemaria Escrivá. El número de televidentes superó el millón y medio.

 

La redacción de "Tygodnik Powszechny" entendió muy rápidamente el espíritu de Escrivá. Con ocasión de su canonización en 2002, Jan Strzalka calificaba en Tygodnik a Escrivá de "santo anticlerical".

 

Mil sacerdotes polacos que hasta la fecha han visitado cursos de retiro para sacerdotes diocesanos en el centro de conferencias del Opus Dei en Minsk Mazowiecki. Durante la primera quincena de enero 27.834 personas habían entrado en la página web del Opus Dei polaco y que en los últimos cinco días se habían recibido 250 e mails de personas interesadas en informarse sobre el Opus Dei.

 

Esta es la razón por la que uno no debería sorprenderse tanto al observar que en el gobierno de la nación polaca haya un ministro que sea supernumerario (estos miembros de la Obra sulene tener familia propia) y un viceministro que sea numerario (estos por su parte viven en el celibato y tienen una mayor disponibiliad para tareas internas) del Opus Dei y que en algunos altos cargos gubernamentales haya algunas personas relacionadas de alguna manera con la Obra.Mi amigo Marcin Przeciszewski, jefe de la agencia KAI, sostuvo en cambio en una discusión televisada que lo que más abunda en el actual gobierno de minoría es gente de los movimientos de Odnowa Ducha Swietego y del movimiento Oaza.

 

A muchos les basta haber asistido a un retiro para recibir el calificativo de "estar liado con el Opus Dei". También sé por otra parte que hay algunas personas que piensan que para hacer negocios o hacer una carrera política en Polonia lo mejor es adornarse con plumas ajenas, a ser posible con la inexistentes plumas políticas del Opus Dei. Por otra parte, el hecho de que Jan Maria Rokita, el número dos de PO, haya escrito que la enseñanza de san Josemaría Escrivá es "muy cercana a su corazón" y declare haber estado varias veces en un centro de la Obra, no ha sido suficiente para que los partidarios de la confabulación le eleven a la categoría de "estar relacionado con el Opus Dei". Estoy seguro de que si mis compañeros polacos hubieran examinado con la misma suspicacia otros partidos políticos hubieran advertido en ellos el mismo fenómeno que detectan en PiS. Con un poco de fantasía, un redactor de Newsweek podría además colocar a Hanna Gronkiewicz-Waltz, a Jaroslaw Gowin y a Hanna Suchowska en las filas de "políticos relacionados con el Opus Dei". Gronkiewicz-Waltz dictó en 1996 una conferencia en el centro de del Opus Dei Filtrowa y en septiembre de 2001 recibió a un grupo de estudiantes del Opus Dei en Londres. Gowin presentó En abril del 2002, Gowin, junto con Pieronek, presentó en Cracovia el primer todo de una extensa biografía sobre Escrivá. Suchowska estuvo en la canonización como embajadora Polonia en Roma. Para completar el espectro político, Stefan Moszoro-Dabrowski me confesó que Ryszard Czarnetcki (actual Samoobrona), cuando aún militaba en el ZChN en 1996, ya era amigo de varias personas del Opus Dei y que incluso llegó a jugar al fútbol con el entonces vicario regional de la prelatura.

 

 

Otra cuestión que me ha llamado la atención son las complicaciones que han surgido en Polonia a causa de lo que Escrivá llamaba "apostolado de la amistad y confidencia". Yo no supe que esta frase podía ser tan peligrosa hasta que analicé el "caso polaco". Esta frase significa, en el sentido original del autor, que sólo a través de la amistad (entendida como una forma de amor al prójimo) es posible llevar eficazmente el mensaje de Cristo al corazón de otra persona. Pero en Polonia mucha gente tiende a mezclarlo todo: la amistad (instrumentalizándola), los negocios (desvirtuándolos) y la política (abusando de ella). Yo diría que en el perfil social del apostolado del Opus Dei hay hoy día demasiados periodistas, demasiados economistas y demasiados abogados. El resultado has sido que algunos bufetes donde trabaja algún fiel de la prelatura son identificados, por gente con mentalidad clerical, como bufetes del Opus Dei.

 

He conocido el caso de un joven sczeczinés de formación clerical que es actualmente practicante de fiscal. Él, que por su educación era un conservador, había oído que el Opus Dei era un movimiento conservador y de derechas. Aquello fue la razón por la que buscó contacto con la Obra. Más tarde, a pesar de haber descubierto que el Opus Dei no era lo que él esperaba, pero gracias a aquel contacto, llegó a descubrir una vocación de entrega cristiana en el "verdadero" Opus Dei. Pero las personas no cambian de un día para otro: el proceso de "desclericalización" del aprendiz de fiscal es largo, y es muy difícil evitar que esos procesos no proyecten una sombra de perfil conservador sobre el Opus Dei.

 

Polonia y España

 

Tengo que hacer otra observación relacionada con el paralelismo entre España y Polonia. Los políticos españoles que eran miembros del Opus Dei en España hicieron posible la transición de la dictadura a la democracia, mientras que Polonia es ya un país democrático, miembro de la Unión Europea. En la España de los sesenta no había partidos políticos y caer en el error de atribuir al Opus Dei una aspiración política era fácil. Pero en Polonia, donde actualmente existe una paleta de partidos políticos sin fin, no debería ser tan lógico esperar que el Opus Dei fuera unas fuerza política manejada por activistas católicos. Me veo en la obligación de mencionar la conclusión a que he llegado en los últimos meses: que la relativamente numerosa presencia de "personas relacionadas con el Opus Dei" en la políticas polaca coincide con una situación de "aprendizaje político" en el país. Pienso que yo no soy la persona más indicada para censurar a los políticos polacos, pero como observador extranjero no puedo dejar de mencionar que la vida política polaca se caracteriza por un llamativo amateurismo. El nivel político de Ullastres (que estabilizó la economía española e hizo la moneda convertible), de López-Rodó (que – sin que Franco se diera cuenta - introdujo el estado de derecho en la administración pública) o de López Bravo (que inició el desbloqueo internacional de España y los contactos con la Unión Soviética) lo tenían también seguramente los políticos de la transición polaca que yo he conocido y tratado, pero no lo encuentro en muchos de los actuales políticos polacos. Todavía más: mientras algún numerario era ministro de Franco, otros políticos de alto nivel organizaban la oposición clandestina. Tal fue el caso de Calvo-Serer (que daba conferencias de prensa en el extranjero junto con Santiago Carrillo, el secretario del pc español) o el de Antonio Fontan (que editó el mejor periódico de la oposición interior, "Madrid", más tarde prohibido por el gobierno y que fue el primer presidente del Senado de la España democrática).

 

Tengo la impresión de que, leyendo o escuchando al Papa Benedicto XVI, cuando se refiere a las cuestiones de la moral cristiana más importantes para los laicos católicos (el matrimonio, la defensa de la vida y la manipulación genética), muchos católicos de Polonia sienten la necesidad de luchar contra el secularismo y de formar "un cuerpo de defensa", de encontrar un partido que les articule en la sociedad. Por decirlo de forma sencilla, muchos piensan que el Papa les pide que estén con Radio Maria y que voten al PiS. Piensan que se les pide que opten por un radicalismo de la derecha, porque se tiende a pensar que hay que defender la moral con leyes y coacción. Desde la transición hasta el presente, en la política polaca han valido dos leyes: la alternancia política de la izquierda a la derecha (que en el caso polaco es un evidente símbolo de inestabilidad estructural) y el crecimiento del abstencionismo político (consecuencia de la ineficaz alternancia). El clásico auditorio de Radio Maria no sintoniza lógicamente con el Opus Dei y vota al PiS, un partido que no estaba preparado para asumir el poder. En esta situación ha habido muchos casos de católicos (dentro y fuera del Opus Dei) que han pensado que debían seguir las recomendaciones de la Santa Sede y de los obispos polacos y que para ello era necesario asumir unos papeles y unas responsabilidades políticas que, en condiciones normales, nunca hubieran asumido. Pienso que esto ha sido una de las causas del amateurismo que parecen mostrar algunos políticos.

 

La Obra para todos

 

El Opus Dei se desarrolló al principio sobre todo en Varsovia. La gente que entró en contacto con la Obra en los años noventa eran estudiantes (especialmente estudiantes de derecho y de la escuela superior de economía) y jóvenes que descubrieron en el Opus Dei una posibilidad de unir lo profesional (la magnífica carrera que todo polaco medio espera obsesivamente hacer algún día) con la religiosidad que habían recibido en sus casas. Muchos eran muchachos y muchachas que habían venido a hacer sus estudios universitarios en Varsovia. Esta situación es un desafío para la Iglesia en Polonia, que debería dejar claro que la gente no debe aprovecharse de la Iglesia para sus fines personales. Es un problema que tienen todas las instituciones de laicos. El Opus Dei no tiene tampoco una vacuna infalible contra ciertos fenómenos de este tipo, contra el carrierismo más o menos consciente. Al reflexionar sobre esto recordé un strip en el que se veía a una muy gorda nodriza dando la teta a un niño escuchimizado, mientras un borracho asombrado preguntaba: "el niño, ¿sopla o chupa?".

 

Una de las tareas de los fieles Opus Dei es formar a los cooperadores en generosidad, para que nadie pueda preguntarse ¿quién coopera con quién: ellos con el Opus Dei o el Opus Dei con ellos?

 

Mis amigos del Opus Dei en Górnoslonska (sede del vicariato regional del Opus Dei en Polonia) me confiesan que algunas veces han tenido la impresión de que participantes en cursos de retiro han salido del centro de conferencias Dworek convencidos de que ya son del Opus Dei, simplemente por el hecho de haber asistido a un retiro. ¿Porqué se sienten tan identificados? Creo haber entendido lo siguiente: primero, porque se trata de cursos que cuestan lo mismo que unos días de vacaciones en Zakopane (y lo que cuesta se aprecia más), además encuentran un ambiente grato de elegancia occidental, en el que se une lo tradicional con lo moderno, donde hay gente que habla idiomas, traban amistad con polacos procedentes de los USA o de otros países, encuentran una liturgia digna sin extravagancias y similar a la de sus parroquias.

 

La imagen del Opus Dei en Polonia es incompleta. El Opus Dei es para todos – me dicen mis amigos — y no sólo para los que hacen o quieren hacer carrera en Varsovia, ni para los que hablan inglés, ni para los que obsesivamente piensan en su CV, ni para los que tienen palmtop. La madurez de la acción apostólica requiere que en todas las actividades honestas haya personas informadas por la enseñaza de Escrivá. Ks. Prälat Piotr Prieto, el vicario regional en Polonia me dice al respeto: "quince años de trabajo son muy poco. Aún nos queda mucho trabajo por delante en todos los sectores. Hemos de llegar con el espíritu del Opus Dei a los campesinos, a los pequeños comerciantes, a los jubilados, a los mineros, a los handicapados, a los enfermos, a los emigrantes, en una palabra a todos los que pueden y quieren encontrar a Cristo en su quehacer ordinario en medio del mundo".

 

Laicos

 

Cuando, por inspiración de Dios, San Josemaría Escrivá fundó el Opus Dei en 1928 descubrió que su mensaje sobre la misión de los laicos en la vida pública era revolucionario. Los laicos son Iglesia, venía a decir Escrivá, y como tal son responsables del mundo y en el mundo han de encontrar a Cristo. Pero "ser Iglesia" era entonces entendido en un sentido muy restringido, muy jurídico. Era la época de la Acción Católica ("apostolado jerárquico de la Iglesia"), y de los partidos demócrata cristianos con los obispos al frente. Entonces aparecieron las llamadas "nuevas formas" de vida consagrada, cuando miembros diversas órdenes y congregaciones religiosas asumían rasgos y funciones de los laicos, dirigían cooperativas campesinas, fundaban revistas y editoriales, asumían cargos políticos, etc.

 

Muchos de los que veían la incipiente labor apostólica del Fundador y oían su mensaje pensaban que lo que pretendía fundar aquel sacerdote aragonés llegado a Madrid era simplemente una "nueva forma" de vida religiosa. Escrivá no lo tenía fácil, porque el encargo fundacional que él recibió era muy diverso: no se trataba de una evolución, de una adaptación de la vida religiosa ("zakon", religiosa en el sentido de una orden religiosa: aviso para el traductor) al mundo moderno, sino todo lo contrario, de un regreso a las fuentes, a los primeros cristianos, a aquellos que unos decenios después de la muerte y resurrección de Cristo ya estaban presentes en la Roma imperial, como esclavos, como funcionarios en la "casa del Cesar" (a los que san Pablo enviaba saludos epistolares), como legionarios, negociantes de púrpura, marinos, guardianes de cárcel, etc. Desde el punto de vista espiritual, los miembros de aquel Opus Dei que estaba fundando san Josemaría en los años treinta en Madrid eran tan Iglesia como los cristianos de las primeras comunidades del siglo primero, la mayoría de los cuales no eran ni obispos, ni sacerdotes. Naturalmente que aquellos laicos romanos, pretendían – como pretenden ahora los laicos del Opus Dei - ejecutar el encargo evangelizador de Jesucristo. Pero lo nuevo (y a la vez viejo como el Evangelio) de la espiritualidad Escrivá era que la "consagración del mundo" (como diría treinta años después el Concilio Vaticano II) sólo puede ser llevada a cabo por laicos auténticos, es decir, laicos que actúen bajo su propia responsabilidad y no siguiendo "órdenes o consignas de la superioridad", ni actuando como marionetas sin vida propia. Cristo, que con su sacrificio voluntario redimió a hombres libres, sólo puede actuar en el presente en el alma de personas libres. Esta es la razón "ontológica" de la libertad con que los fieles del Opus Dei actúan en todos los países del mundo. Y por ello el Opus Dei rechaza por principio todo lo que pueda significar una mínima limitación de la libertad personal o cualquier tipo de presión de grupo. La prelatura tiene una amplia experiencia en este sector y esta praxis se observa en todos los países. Un fiel que intentara utilizar las estructuras del Opus Dei con fines políticos, sociales o económicos tendría que dejar inmediatamente la Obra. Este principio es una de las primeras cosas que se enseña un candidato que se siente llamado a seguir una vocación de entrega en el Opus Dei. Ni recomendaciones, ni propaganda interna, ni ayudas preferentes, ni apoyos más o menos declarados, ni "sociedades de bombos mutuos", ni el "dame tú para que te de yo", ni el "la manito lava la manito" reka reke myje" son tolerados. Todo director del Opus Dei está obligado en conciencia a que se observe este principio y todo miembro tiene la obligación grave de hacer la corrección fraterna a quien lo viole.

 

Este modo de actuar es naturalmente compatible con el hecho de que aquellos fieles de la prelatura que se sienten llamados a servir a sus ciudadanos desde la política lo hagan desde el lugar, partido o estructura que ellos consideren más conveniente. Mejor dicho, los políticos del Opus Dei se sienten así mucho más libres y capaces de asumir eficazmente responsabilidades en favor de la sociedad donde viven.  A pesar del afecto que tengo a Polonia, debo decir que el "amiguismo" es un mal endémico de todos los partidos polacos.

 

El trabajo

 

Un segundo aspecto del espíritu del Opus Dei que incide en toda la actual "problemática polaca" es el papel que tiene el trabajo personal ordinario como medio de santificación y de apostolado para todos los fieles de la prelatura. Puesto que el apostolado para los miembros de la prelatura no es una profesión, los miembros del Opus Dei sólo pueden acercarse a Cristo a través de aquello que hacen con más frecuencia, que es trabajar. Es precisamente el trabajo, la ocupación habitual, lo que los fieles de la prelatura santifican. ¿Cómo? Primero, haciendo el trabajo de tal forma que sea posible colocarlo sobre el altar como ofrenda que Jesucristo llevaría al Padre, es decir, un trabajo hecho en la presencia de Dios. ¿Cómo? Siguiendo el sencillo principio de Santo Tomas de Aquino: "el que se ocupa de una cosa que es causa de otra, puede al mismo tiempo ocuparse de la otra" (In IV sent. d. 44, q. 2) Puesto que la causa del trabajo es Dios (primero como creador y luego como redentor) tiene que ser posible trabajar en la presencia de Dios. No se trata de resolver un problema de física teórica mientras uno piensa en la Santísima Trinidad, pero sí de estudiar física delante de Dios Padre. Las páginas de un diario no son el lugar más adecuado para explicar las recomendaciones que solía hacer san Josemaría para conseguir este propósito, pero sus escritos están al alcance de todos. El resultado de esta actitud es lo que los miembros del Opus Dei llaman "trabajo hecho con perfección", a pesar de que es evidente que un ser imperfecto como el hombre nunca podrá hacer un trabajo perfecto. Los miembros del Opus Dei también cometemos errores y en el Opus Dei se nos ayudan a que los descubramos y los rectifiquemos.

 

Así los que practican el espíritu del Opus Dei contribuyen con su religiosidad a hacer un mundo mejor, más amable y más humano. Y puesto que la ocupación ordinaria (la profesión, la familia, el descanso) es lo que llena la vida de un fiel de la prelatura es lógico que su deseo de dar a conocer el mensaje de Cristo a los demás se haga a partir de esta ocupaciones.

 

Complementariedad

 

Andando por la Aleje Ujazdowski he visto el anuncio de la revista "Wprost" donde aparecen los rostros de arzobispo Dziwisz y Padre Rydzyk con la palabra "Rozłam?". Pienso que la revista intenta describir con ello una situación penosa para la Iglesia polaca: "Radio Maria versus Diócesis". Esto es lo que Escrivá más temía. Llegó a pedir a Dios que, si el Opus Dei llegare a ser causa de desunión, "lo destruyera inmediatamente". Escrivá luchó durante 47 años por conseguir colocar su carisma, el Opus Dei, dentro de la estructura de la Iglesia Católica.

 

Murió cuando estaba cerca de su fin. Tuvo que ser su colaborador y sucesor Álvaro del Portillo quien, ya bajo el pontificado del Papa polaco, consiguiera que el Opus Dei fuera aprobado como "prelatura Personal". Este tipo de institución fue creado por el Concilio Vaticano II. Se trata de una organización universal de la Iglesia con jurisdicción (autoridad) sobre aquellos fieles que se sienten llamados a seguir una vocación basada en el espíritu enseñado por Escrivá. Como se desprende de los dos puntos anteriores (concepción del laico y concepción del trabajo como instrumento de santidad), la autoridad del Opus Dei sobre sus fieles es sólo complementaria, es decir, adicional a la autoridad que sobre esos mismos fieles ejercen los obispos en cada una de las iglesias locales. En otras palabras, aquellos fieles que sienten que pueden hacer más, reciben en el Opus Dei la ayuda espiritual necesaria para no desperdiciar sus talentos. Lamentablemente en el curso de la historia la dirección espiritual ha sido a veces mal entendida. Ha habido quien ha exigido de sus dirigidos una obediencia ciega, esto sucede cuando el director espiritual reemplaza la conciencia del dirigido. En realidad, la obediencia sólo debe ser "ciega" en aquellas cosas que son claramente de ley divina: a un drogadicto, por ejemplo, hay que decirle enérgicamente que debe abandonar inmediatamente el vicio. Éste es el espíritu del sermón de la montaña: "si tu ojo es ocasión de pecado, arráncalo". El cristianismo sin embargo es un camino de plenitud, de felicidad y de las bienaventuranzas: si quieres ser feliz (bienaventurado), tienes que amar. Y eso sólo lo puede hacer el individuo, el director espiritual no puede reemplazarle.

 

En el cuarto año de su pontificado, cuando estaba en pleno vigor de fuerzas, Juan Pablo II convirtió el Opus Dei en prelatura personal. Él tenía entonces grandes esperanzas en este instrumento pastoral que consideraba adecuado para el mundo de la globalización. Conociendo algo el trasfondo del origen de esta forma jurídica, no es difícil imaginarse que Wojtyla soñaba con una legión de prelaturas personales. Porque su pasión por los auténticos laicos no era algo teórico, sino que lo había vivido personalmente en Wadowice y en la "Rapsodia" de Cracovia. Me atrevería a decir que lo más difícil para Juan Pablo II al hacerse sacerdote fue abandonar su condición de laico. Quien estudiare sus 26 cartas a los sacerdotes verá que, para Wojtyla, o bien el sacerdocio es un servicio a la santidad de los laicos, o no es un auténtico sacerdocio.

 

En vista de eso es un fracaso pensar que el Opus Dei es una estructura paralela a la iglesia local. El Opus Dei no es otra cosa que el carisma de su fundador aprobado por la Iglesia: no tiene estructuras paralelas (no es una diócesis mundial), ni tiene modelos educativos propios, ni tiene gustos encorsetados (nadie esta obligado a que le gusten las películas de Mel Gibson), etc. De momento, es la única prelatura personal que existe en la Iglesia. Haciendo un esfuerzo de imaginación, pienso que podrían existir otras prelaturas personales, como por ejemplo, una acción pastoral en el instrumento más universal que existe hoy día, el apostolado a través de Internet, preparando a un grupo de sacerdotes y laicos que se dedicaran a ello. Otra prelatura personal podría estar dedicada a fomentar el diálogo entre católicos y musulmanes, para lo que evidentemente sería necesario preparar cristianos que sepan llevar a cabo este diálogo en las diversas diócesis.

 

El Opus Dei tiene como finalidad el que la gente descubra el valor del trabajo como elemento de servicio y de desarrollo de la personalidad humana. Juan Pablo II, con su experiencia de obrero adquirido en Solvay, sabía muy bien lo que sucede cuando el trabajo deja de servir al hombre.

 

Mi experiencia de treinta y cinco años de periodista en los países del llamado socialismo real hace que me repugne la teoría de la "confabulación histórica". Siempre he considerado que estas teorías sólo satisfacen a los frustrados y a los outsiders. Aun me sonrío cuando, mientras yo saltaba los muros de la "Stocznia Lenina" para entrevistar a los huelguistas, preclaras mentes occidentales estaban buscando ansiosamente una confabulación que explicara mejor aquello que mis compañeros y yo veíamos con nuestros ojos (el espontáneo levantamiento popular obrero de "Solidarnosc"): aquello – decían los especialistas de la confabulación – era el resultado de una magistral conspiración del Papa, de Reagan y de Walesa.

 

Ahora me sonrío de nuevo cuando mis compañeros del "Newsweek" localizan confabulaciones del Opus Dei en la política polaca. Interpreto la "Opus Dei-story" de Pawel Siennicki como una manifestación del habitual mercantilismo de la edición polaca del semanario americano en busca de una sensación que aumente las ventas. Me imagino que los jefes de Siennincki decidieron enriquecer la versión local con un tema de la política polaca. En la correspondiente edición de Newsweek he visto un artículo que tiene todo el aspecto de ser una hábil acción de PR de Sony/Columbia sobre el rodaje de la película basada en el libro de ficción "Da Vinci Code". Y el reportaje de Siennicki sería el "complemento local" ideal para completar el panorama.

 

Ricardo Estarriol

Durante muchos anos corresponsal de la Vanguardia en Europa Oriental. Trabajo en la Urss Polonia y en los restantes paises del bloque sovietico y en Yugoslavia despues de la guerra balcanica. Es miembro numerario del Opus Dei, conocio personalemnte al fundador hoy san josemaria escriva de Balaguer.

 

Lo puedes encontrar en www.gazeta.pl buscando Estarriol

 

 

http://serwisy.gazeta.pl/swiat/1,34181,3123724.html

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