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Noticias de interés para sacerdotes y cristianos en general.

AVISO. Desde el 21 de julio de 2008, todas las noticias nuevas que se vayan produciendo aparecerán solamente en la página www.sacerdotesyseminaristas.org

viernes, 28 de septiembre de 2007

Rotary International


WASHINGTON D.C., 23 Sep. 07 (ACI).-Un informe de la organización Life Decisions International (LDI) reveló al agenda anti-vida y los vínculos con grupos abortistas de Rotary International, una asociación internacional que
agrupa a profesionales que buscan brindar servicio humanitario en 160 países.

Aunque Rotary International presenta como su fin la realización de proyectos para enfrentar problemas sociales, el estudio concluye que "sería imposible que una persona con la conciencia intacta no vea sus asociaciones poco divinas y los programas de control poblacional vinculados a este grupo".

Según Douglas R. Scott, presidente de LDI, "uno puede presentar cualquier excusa o ustificación pero no hay manera de que una persona a la que realmente le preocupe la vida humana esté asociada con Rotary International".

El estudio de LDI se titula: "Rotary baila con la muerte. Una agenda de control poblacional y vínculos con grupos abortistas eclipsan las buenas obras".

"Por un lado, los clubes rotarios ayudan a salvar las vidas de los niños inoculándolos contra polio. Por el otro lado, los clubes rotarios trabajan con agencies de control poblacional para promover la cultura de la muerte", sostiene Scott.

"No es distinto a un hospital que practica abortos en un piso y tiene una avanzada unidad renatal en el otro. Es otro ejemplo de la esquizofrenia social cuando se trata de cómo lidiar con la vida humana antes del nacimiento", asegura.

Rotary International mantiene vínculos con agencias abortistas y controlistas como UNICEF y el Fondo de Población de la ONU (UNFPA).

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Documento de la Santa Sede sobre el deber moral de proporcionar agua y comida a los pacientes que se encuentren en "estado vegetativo"


CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 14 septiembre 2007- La Santa Sede ha confirmado en un documento publicado este viernes que es un deber moral proporcionar agua y comida a los pacientes que se encuentran en «estado vegetativo».Este deber, añade el documento, sigue en vigor (al menos en línea de principio) incluso cuando este estado se prolongue hasta ser definido desde el punto de vista médico como «permanente», pues el paciente sigue manteniendo los derechos de toda persona humana.Son los dos conceptos esenciales confirmados por un documento aprobado por Benedicto XVI y publicado por la Congregación de la Doctrina de la Fe en respuesta a los casos planteados por los obispos estadounidenses (entre ellos, aunque sin citarlo, el de Terry Schiavo).«Suministrar alimento y agua, incluso por vía artificial, es, en principio, un medio ordinario y proporcionado para la conservación de la vida. Por lo tanto es obligatorio en la medida en que y mientras se demuestre que cumple su propia finalidad, que consiste en procurar la hidratación y la nutrición del paciente», aclara la respuesta a las preguntas. «De ese modo se evita el sufrimiento y la muerte derivados de la inanición y la deshidratación», responde la Santa Sede. «Un paciente en "estado vegetativo permanente" es una persona, con su dignidad humana fundamental, por lo cual se le deben los cuidados ordinarios y proporcionados que incluyen, en principio, la suministración de agua y alimentos, incluso por vías artificiales», indica el documento.La Santa Sede ha publicado además un artículo explicativo en el que aclara que «al afirmar que suministrar alimento y agua es, "en principio", moralmente obligatoria, la Congregación para la Doctrina de la Fe no excluye que, en alguna región muy aislada o extremamente pobre, la alimentación e hidratación artificiales pueden no ser físicamente posibles, entonces "ad impossibilia nemo tenetur", aunque permanece la obligación de ofrecer los cuidados mínimos disponibles y de buscar, si es posible, los medios necesarios para un adecuado mantenimiento vital». «Tampoco se excluye que, debido a ulteriores complicaciones, el paciente no pueda asimilar alimentos y líquidos, resultando totalmente inútil suministrárselos. Finalmente, no se descarta la posibilidad de que, en algún caso raro, la alimentación e hidratación artificiales puedan implicar para el paciente una carga excesiva o una notable molestia física vinculada, por ejemplo, a complicaciones en el uso del instrumental empleado», indica. «Estos casos excepcionales - nada quitan, sin embargo, al criterio ético general, según el cual la suministración de agua y alimentos, incluso cuando hay que hacerlo por vías artificiales, representa siempre un "medio natural" de conservación de la vida y no un "tratamiento terapéutico», reconoce. El artículo explicativo considera que la alimentación y la hidratación es algo «ordinario y proporcionado», incluso cuando el estado vegetativo se prolongue.

Respuestas de la Santa Sede sobre alimentación e hidratación artificiales
Congregación para la Doctrina de la FeCIUDAD DEL VATICANO, viernes, 14 septiembre 2007 (ZENIT.org).- Publicamos las respuestas de la Congregación para la Doctrina de la Fe a preguntas de la Conferencia Episcopal Estadounidense sobre la alimentación e hidratación artificiales.
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Primera pregunta: ¿Es moramente obligatorio suministrar alimento y agua (por vías naturales o artificiales) al paciente en «estado vegetativo», a menos que estos alimentos no puedan ser asimilados por el cuerpo del paciente o no se le puedan suministrar sin causar una notable molestia física? Respuesta: Sí. Suministrar alimento y agua, incluso por vía artificial, es, en principio, un medio ordinario y proporcionado para la conservación de la vida. Por lo tanto es obligatorio en la medida y mientras se demuestre que cumple su propia finalidad, que consiste en procurar la hidratación y la nutrición del paciente. De ese modo se evita el sufrimiento y la muerte deivados de la inanición y la deshidratación.Segunda pregunta: ¿Si la nutrición y la hidratación se suministran por vías artificiales a un paciente en "estado vegetativo permanente", pueden ser interrumpidos cuando los médicos competentes juzgan con certeza moral que el paciente jamás recuperará la consciencia? Respuesta: No. Un paciente en "estado vegetativo permanente" es una persona, con su dignidad humana fundamental, por lo cual se le deben los cuidados ordinarios y proporcionados que incluyen, en principio, la suministración de agua y alimentos, incluso por vías artificiales.
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El Sumo Pontífice Benedicto XVI, en la audiencia concedida al infrascrito Cardenal Prefecto, ha aprobado las presentes Respuestas, decididas en la Sesión Ordinaria de la Congregación, y ha ordenado que sean publicadas.Dado en Roma, en la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 1 de agosto de 2007.William Cardenal LevadaPrefectoAngelo Amato, S.D.B.Arzobispo titular de SilaSecretario[Traducción del original en latín distribuida por la Santa Sede]

Es un deber suministrar agua y comida a los pacientes en estado vegetativo
Aclaración de la Congregación para la Doctrina de la FeCIUDAD DEL VATICANO, viernes, 14 septiembre 2007 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha confirmado en un documento publicado este viernes que es un deber moral proporcionar agua y comida a los pacientes que se encuentran en «estado vegetativo».Este deber, añade el documento, sigue en vigor (al menos en línea de principio) incluso cuando este estado se prolongue hasta ser definido desde el punto de vista médico como «permanente», pues el paciente sigue manteniendo los derechos de toda persona humana.Son los dos conceptos esenciales confirmados por un documento aprobado por Benedicto XVI y publicado por la Congregación de la Doctrina de la Fe en respuesta a los casos planteados por los obispos estadounidenses (entre ellos, aunque sin citarlo, el de Terry Schiavo).«Suministrar alimento y agua, incluso por vía artificial, es, en principio, un medio ordinario y proporcionado para la conservación de la vida. Por lo tanto es obligatorio en la medida en que y mientras se demuestre que cumple su propia finalidad, que consiste en procurar la hidratación y la nutrición del paciente», aclara la respuesta a las preguntas. «De ese modo se evita el sufrimiento y la muerte derivados de la inanición y la deshidratación», responde la Santa Sede. «Un paciente en "estado vegetativo permanente" es una persona, con su dignidad humana fundamental, por lo cual se le deben los cuidados ordinarios y proporcionados que incluyen, en principio, la suministración de agua y alimentos, incluso por vías artificiales», indica el documento.La Santa Sede ha publicado además un artículo explicativo en el que aclara que «al afirmar que suministrar alimento y agua es, "en principio", moralmente obligatoria, la Congregación para la Doctrina de la Fe no excluye que, en alguna región muy aislada o extremamente pobre, la alimentación e hidratación artificiales pueden no ser físicamente posibles, entonces "ad impossibilia nemo tenetur", aunque permanece la obligación de ofrecer los cuidados mínimos disponibles y de buscar, si es posible, los medios necesarios para un adecuado mantenimiento vital». «Tampoco se excluye que, debido a ulteriores complicaciones, el paciente no pueda asimilar alimentos y líquidos, resultando totalmente inútil suministrárselos. Finalmente, no se descarta la posibilidad de que, en algún caso raro, la alimentación e hidratación artificiales puedan implicar para el paciente una carga excesiva o una notable molestia física vinculada, por ejemplo, a complicaciones en el uso del instrumental empleado», indica. «Estos casos excepcionales - nada quitan, sin embargo, al criterio ético general, según el cual la suministración de agua y alimentos, incluso cuando hay que hacerlo por vías artificiales, representa siempre un "medio natural" de conservación de la vida y no un "tratamiento terapéutico», reconoce. El artículo explicativo considera que la alimentación y la hidratación es algo «ordinario y proporcionado», incluso cuando el estado vegetativo se prolongue.

Respuestas de la Santa Sede sobre alimentación e hidratación artificiales
Congregación para la Doctrina de la FeCIUDAD DEL VATICANO, viernes, 14 septiembre 2007 (ZENIT.org).- Publicamos las respuestas de la Congregación para la Doctrina de la Fe a preguntas de la Conferencia Episcopal Estadounidense sobre la alimentación e hidratación artificiales.
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Primera pregunta: ¿Es moramente obligatorio suministrar alimento y agua (por vías naturales o artificiales) al paciente en «estado vegetativo», a menos que estos alimentos no puedan ser asimilados por el cuerpo del paciente o no se le puedan suministrar sin causar una notable molestia física? Respuesta: Sí. Suministrar alimento y agua, incluso por vía artificial, es, en principio, un medio ordinario y proporcionado para la conservación de la vida. Por lo tanto es obligatorio en la medida y mientras se demuestre que cumple su propia finalidad, que consiste en procurar la hidratación y la nutrición del paciente. De ese modo se evita el sufrimiento y la muerte deivados de la inanición y la deshidratación.Segunda pregunta: ¿Si la nutrición y la hidratación se suministran por vías artificiales a un paciente en "estado vegetativo permanente", pueden ser interrumpidos cuando los médicos competentes juzgan con certeza moral que el paciente jamás recuperará la consciencia? Respuesta: No. Un paciente en "estado vegetativo permanente" es una persona, con su dignidad humana fundamental, por lo cual se le deben los cuidados ordinarios y proporcionados que incluyen, en principio, la suministración de agua y alimentos, incluso por vías artificiales.
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El Sumo Pontífice Benedicto XVI, en la audiencia concedida al infrascrito Cardenal Prefecto, ha aprobado las presentes Respuestas, decididas en la Sesión Ordinaria de la Congregación, y ha ordenado que sean publicadas.Dado en Roma, en la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 1 de agosto de 2007.William Cardenal LevadaPrefectoAngelo Amato, S.D.B.Arzobispo titular de SilaSecretario[Traducción del original en latín distribuida por la Santa Sede]

Comentario vaticano a las respuestas sobre alimentación e hidratación artificiales
Nota de la Congregación para la Doctrina de la FeCIUDAD DEL VATICANO, viernes, 14 septiembre 2007 (ZENIT.org).- Publicamos la nota de comentario de la Congregación para la Doctrina de la Fe a las respuestas a preguntas de la Conferencia Episcopal Estadounidense sobre la alimentación e hidratación artificiales.
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La Congregación para la Doctrina de la Fe ha respondido a algunas preguntas presentadas el 11 de julio de 2005, por S. E. R. Mons. William S. Skylstad, Presidente de la Conferencia Episcopal Estadounidense, sobre la alimentación e hidratación de los pacientes que se encuentran en la condición comúnmente denominada "estado vegetativo". El objeto de las preguntas es si la alimentación e hidratación de estos pacientes, sobre todo cuando son suministradas por vía artificial, no constituye una carga excesivamente pesada para ellos, sus familiares y para el sistema sanitario, hasta el punto de poder ser consideradas, también a la luz de la doctrina moral de la Iglesia, un medio extraordinario o desproporcionado, y, por lo tanto, moralmente no obligatorio.A favor de la posibilidad de renunciar a la alimentación e hidratación de estos pacientes se invoca frecuentemente el Discurso del Papa Pío XII a los participantes en un Congreso de Anestesiología el 24 de noviembre de 1957. Allí el Pontífice confirmaba dos principios éticos generales. Por una parte, la razón natural y la moral cristiana enseñan que, en caso de enfermedad grave, el paciente y los que lo atienden tienen el derecho y el deber de aplicar los cuidados médicos necesarios para conservar la salud y la vida. Por otra parte, ese deber comprende generalmente el uso de medios que, consideradas todas las circunstancias, son ordinarios, o sea, que no constituyen una carga extraordinaria para el paciente o para los demás. Una obligación más rígida sería demasiado gravosa para la mayoría de las personas y haría demasiado difícil la consecución de bienes más importantes. La vida, la salud y todas las actividades temporales están subordinadas los fines espirituales. Naturalmente esto no impide que se haga más de lo que sea estrictamente obligatorio para conservar la vida y la salud, con tal de no faltar a deberes más graves.Hay que notar, ante todo, que las respuestas dadas por Pío XII se referían al uso e interrupción de las técnicas de reanimación. Pero el caso en cuestión nada tiene que ver con esas técnicas. Los pacientes en "estado vegetativo" respiran espontáneamente, digieren naturalmente los alimentos, realizan otras funciones metabólicas y se encuentran en una situación estable. No pueden, sin embargo, alimentarse por sí mismos. Si no se les suministra artificialmente alimento y líquido mueren, y la causa de la muerte no es una enfermedad o el "estado vegetativo", sino únicamente inanición y deshidratación. Por otra parte, la suministración artificial de agua y alimento generalmente no impone una carga pesada ni al paciente ni a sus familiares. No conlleva gastos excesivos, está al alcance de cualquier sistema sanitario medio, no requiere de por sí hospitalización y es proporcionada a su finalidad: impedir que el paciente muera por inanición y deshidratación. No es ni tiene la intención de ser una terapia resolutiva, sino un cuidado ordinario para conservar la vida.Lo que, por el contrario, puede constituir una carga notable es el hecho de tener un pariente en "estado vegetativo", si ese estado se prolonga en el tiempo. Es una carga semejante a la de atender a un tetrapléjico, a un enfermo mental grave, a un paciente con Alzheimer avanzado, etc. Son personas que necesitan asistencia continua por espacio de meses e incluso años. Pero el principio formulado por Pío XII no puede ser interpretado, por razones obvias, como si fuera lícito abandonar a su propia suerte a los pacientes cuya atención ordinaria imponga una carga considerable para la familia, dejándolos morir. Este no es el sentido en el que Pío XII hablaba de medios extraordinarios.Todo hace pensar que a los pacientes en "estado vegetativo" se les debe aplicar la primera parte del principio formulado por Pío XII: en caso de enfermedad grave, hay derecho y deber de aplicar los cuidados médicos necesarios para conservar la salud y la vida. El desarrollo del Magisterio de la Iglesia, que ha seguido de cerca los progresos de la medicina y los interrogantes que estos suscitan, lo confirma plenamente.La Declaración sobre la eutanasia, publicada por la Congregación para la Doctrina de la Fe el 5 de mayo de 1980, explica la distinción entre medios proporcionados y desproporcionados, y entre tratamientos terapéuticos y cuidados normales que se deben prestar al enfermo: «Ante la inminencia de una muerte inevitable, a pesar de los medios empleados, es lícito en conciencia tomar la decisión de renunciar a unos tratamientos que procurarían únicamente una prolongación precaria y penosa de la existencia, sin interrumpir sin embargo los cuidados normales debidos al enfermo en casos similares» (parte IV). Menos aún se pueden interrumpir los cuidados ordinarios para los pacientes que no se encuentran ante la muerte inminente, como lo es generalmente el caso de los que entran en "estado vegetativo", para quienes la causa de la muerte sería precisamente la interrupción de los cuidados ordinarios.El 27 de junio de 1981 el Pontificio Consejo Cor Unum publicó un documento titulado Algunas cuestiones de ética relativas a los enfermos graves y a los moribundos, en que se afirma, entre otras cosas: «Pero permanece la obligación estricta de procurar a toda costa la aplicación de los medios llamados "mínimos", los que están destinados normalmente y en las condiciones habituales a mantener la vida (alimentación, transfusión de sangre, inyecciones, etc.). Interrumpir su administración constituirá prácticamente querer poner fin a la vida del paciente» (n. 2.4.4).En un discurso dirigido a los participantes de un Curso internacional de actualización sobre las preleucemias humanas, del 15 de noviembre de 1985, el Papa Juan Pablo II, haciendo referencia a la Declaración sobre la eutanasia, afirmó claramente que, en virtud del principio de la proporcionalidad de los cuidados médicos, no nos podemos eximir «del esfuerzo médico necesario para sostener la vida ni de la atención con medios normales de mantenimiento vital», entre los cuales está ciertamente la suministración de alimento y líquidos, y advierte que no son lícitas las omisiones que tienen la finalidad «de acortar la vida para mitigar el sufrimiento al paciente o a los familiares».En 1995 el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Asistentes Sanitarios publicó la Carta de los agentes sanitarios. En el n. 120 se afirma explícitamente: «La alimentación y la hidratación, aun artificialmente administradas, son parte de los cuidados normales que siempre se le han de proporcionar al enfermo cuando no resultan gravosos para él: su indebida suspensión significa una verdadera y propia eutanasia».El Discurso de Juan Pablo II a un grupo de Obispos de los Estados Unidos de América en visita ad limina, del 2 de octubre de 1998, es explícito al respecto: la alimentación y la hidratación son consideradas como cuidados médicos normales y medios ordinarios para la conservación de la vida. Es inaceptable interrumpirlos o no administrarlos si la muerte del paciente es la consecuencia de esa decisión. Estaríamos ante una eutanasia por omisión (cf. n.4).En el Discurso del 20 de marzo de 2004, dirigido a los participantes en un congreso internacional sobre "tratamientos de mantenimiento vital y estado vegetativo. Progresos científicos y dilemas éticos", Juan Pablo II confirmó en términos muy claros lo que ya se había dicho en los documentos antes citados, y ofreció también la interpretación de los mismos apropiada a las circunstancias. El pontífice subrayó los siguientes puntos:1) «Para indicar la condición de aquellos cuyo "estado vegetativo" se prolonga más de un año, se ha acuñado la expresión estado vegetativo permanente. En realidad, a esta definición no corresponde un diagnóstico diverso, sino sólo un juicio de previsión convencional, que se refiere al hecho de que, desde el punto de vista estadístico, cuanto más se prolonga en el tiempo la condición de estado vegetativo, tanto más improbable es la recuperación del paciente» (n. 2).12) Frente a quienes ponen en duda la misma "cualidad humana" de los pacientes en "estado vegetativo permanente", es necesario reafirmar «que el valor intrínseco y la dignidad personal de todo ser humano no cambian, cualesquiera que sean las circunstancias concretas de su vida. Un hombre, aunque esté gravemente enfermo o impedido en el ejercicio de sus funciones superiores, es y será siempre un hombre; jamás se convertirá en un "vegetal" o en un "animal"» (n. 3).3) «El enfermo en estado vegetativo, en espera de su recuperación o de su fin natural, tiene derecho a una asistencia sanitaria básica (alimentación, hidratación, higiene, calefacción, etc.), y a la prevención de las complicaciones que se derivan del hecho de estar en cama. Tiene derecho también a una intervención específica de rehabilitación y a la monitorización de los signos clínicos de su eventual recuperación. En particular, quisiera poner de relieve que la administración de agua y alimento, aunque se lleve a cabo por vías artificiales, constituye siempre un medio natural de conservación de la vida, no un acto médico. Por tanto, su uso se debe considerar, en principio, ordinario y proporcionado, y como tal moralmente obligatorio, en la medida y mientras se demuestre alcanzar su finalidad propia, que en este caso consiste en proporcionar alimento al paciente y alivio a sus sufrimientos» (n. 4).4) Los documentos precedentes son asumidos e interpretados en ese sentido: «la obligación de proporcionar "los cuidados normales debidos al enfermo en esos casos" (Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración sobre la eutanasia, parte IV), incluye también el empleo de la alimentación y la hidratación (cf. Pontificio Consejo Cor unum, Algunas cuestiones de ética relativas a los enfermos graves y a los moribundos, n. 2.4.4; Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, Carta de los agentes sanitarios, n. 120). La valoración de las probabilidades, fundada en las escasas esperanzas de recuperación cuando el estado vegetativo se prolonga más de un año, no puede justificar éticamente el abandono o la interrupción de los cuidados mínimos al paciente, incluidas la alimentación y la hidratación. En efecto, el único resultado posible de su suspensión es la muerte por hambre y sed. En este sentido, si se efectúa consciente y deliberadamente, termina siendo una verdadera eutanasia por omisión» (n. 4).Por lo tanto, las Respuestas que la Congregación para la Doctrina de la Fe da ahora, están en línea con los documentos de la Santa Sede apenas citados y, en particular, con el Discurso de Juan Pablo II del 20 de marzo de 2004. Los contenidos fundamentales son dos. Se afirma, en primer lugar, que la suministración de agua y alimento, incluso por vía artificial, es, en principio, un medio ordinario y proporcionado para la conservación de la vida para los pacientes en "estado vegetativo". «Por lo tanto es obligatorio en la medida y mientras se demuestre que cumple su propia finalidad, que consiste en procurar la hidratación y la nutrición del paciente». En segundo, lugar se precisa que ese medio ordinario de mantenimiento vital se debe asegurar incluso a los que caen en "estado vegetativo permanente", porque se trata de personas, con su dignidad humana fundamental.Al afirmar que suministrar alimento y agua es, en principio, moralmente obligatoria, la Congregación para la Doctrina de la Fe no excluye que, en alguna región muy aislada o extremamente pobre, la alimentación e hidratación artificiales puede que no sean físicamente posibles, entonces ad impossibilia nemo tenetur, aunque permanece la obligación de ofrecer los cuidados mínimos disponibles y de buscar, si es posible, los medios necesarios para un adecuado mantenimiento vital. Tampoco se excluye que, debido a complicaciones sobrevenidas, el paciente no pueda asimilar alimentos y líquidos, resultando totalmente inútil suministrárselos. Finalmente, no se descarta la posibilidad de que, en algún caso raro, la alimentación e hidratación artificiales puedan implicar para el paciente una carga excesiva o una notable molestia física vinculada, por ejemplo, a complicaciones en el uso del instrumental empleado.Estos casos excepcionales nada quitan, sin embargo, al criterio ético general, según el cual la suministración de agua y alimento, incluso cuando hay que hacerlo por vías artificiales, representa siempre un medio natural de conservación de la vida y no un tratamiento terapéutico. Por lo tanto, hay que considerarlo ordinario y proporcionado, incluso cuando el "estado vegetativo" se prolongue.______________________1 La terminología que se refiere a las diferentes fases y formas del "estado vegetativo" es objeto de controversia, pero para el juicio moral eso es irrelevante.[Traducción del original italiano distribuida por la Santa Sede]

sábado, 22 de septiembre de 2007

José Luis de los Reyes nos habla sobre la Educación para la ciudadanía


El ser humano no puede ser persona plena si no cultiva su faceta espiritual. De ahí la importancia de impartir la religión como método educativo que complemente el bagaje personal en los cursos de formación elemental obligatoria.

Hoy, en el mundo globalizado que vivimos, es urgente y necesaria la educación espiritual del hombre pues, de lo contrario, nunca llegará a entender el desarrollo de la historia ni el por qué de los acontecimientos más relevantes de la sociedad.

Paradójicamente en España actualmente se impone lo laico.

Crónica de la conferencia sobre EpC el día 21 de Septiembre en el colegio de la Presentación en Granada



Convocantes: La Rosa Blanca, FCAPA y Foro de la Familia.

Presentaron: Jaime Urcelay (Presidente de Profesionales por la Ética) y Benigno Blanco (Presidente del Foro de la Familia).

La conferencia de ayer sobre Educación para la Ciudadanía, fue un éxito. El salón de actos estaba totalmente lleno y hubo que facilitar sillas aparte.

Sin lugar a dudas, los testimonios, lejos de ATEMORIZAR a los presentes, sirvieron PARA TODO LO CONTRARIO…….

Los conferenciantes manifestaron su intención de dar información, sujeta a crítica o al planteamiento de dudas, que se intentarán resolver, para que luego los padres hagan libremente lo que les parezca.

Si bien la parte expositiva fue muy didáctica y amena, fue el momento de los ruegos y preguntas, con testimonios heroicos que expusieron crudamente por lo que realmente están pasando familias muy cercanas por defender simplemente sus ideas. Nos pusieron “las pilas” a los demás = GRACIAS por vuestro ejemplo.

A muchos de los organizadores nos vino a la mente el origen de La Rosa Blanca (uno de los convocantes): Eran los que alertaban contra las “bondades” del régimen nazi, que posteriormente se implantó con el apoyo de la inmensa mayoría de los sectores de la población alemana y a través de unas elecciones democráticas.

Resulta difícil transcribir las palabras de los padres intervinientes. Se piden disculpas por los seguros errores.

TODO ELLO EXPUESTO DESDE EL MÁXIMO RESPETO A QUIEN OPINA DE DIFERENTE MANERA

Hubo protestas al final, ante la imposibilidad de contestar a todas las preguntas (se terminó la conferencia cerca de las 23:00h).

Se comunicó a los presentes que, por favor, que dieran difusión de que el PRÓXIMO VIERNES día 28, hay otra conferencia en el COLEGIO REGINA MUNDI a las 20:00h. La imparte Jaime Urcelay (Presidente nacional de Profesionales por la Ética).

Pregunta 1: Un padre se queja de nosotros, los padres, porque cuando hay una convocatoria en el colegio, apenas aparecemos un 5% de nosotros, cuando lo más importante en nuestra vida son nuestros hijos. ¿Qué hay detrás de la implantación de esta asignatura?.

Respuesta: Ojalá que esta reacción contra EpC sea además, para recuperar un tiempo perdido por otros intereses que han dejado a nuestros hijos en un segundo plano. Detrás de esta asignatura hay un interés por crear un “hombre nuevo” bajo una perspectiva alucinante que solamente tiene referencia en Venezuela, donde el Estado “arranca” a los hijos de sus padres para educarlos específicamente en el “socialismo”.

Pregunta 2: Queja sobre que esta reacción contra EpC tenga una lectura como una cuestión de cristianos. Que ser cristiano es algo más que eso.

Respuesta: Educación para la Ciudadanía es un ataque contra la libertad de los padres, ya que fija un nuevo orden moral y un concepto del “bien” y del “mal” que lo fija las mayorías en el Congreso y el Boletín Oficial del Estado. No se acepta otra verdad. Otros criterios son excluidos y perseguidos.

Pregunta 3: Un padre del colegio Maristas, después de sopesar mucho su decisión ante toda su familia, dice, en una valiente decisión que le honra, que se considera maltratado porque no le han querido recoger su objeción de conciencia a lo largo de diversas conversaciones con el colegio. Su familia está pasando un mal rato ante un posible cambio de colegio.

Respuesta: La actitud del colegio posiblemente “y sin conocer todos los detalles del caso” pudiera ser un DELITO, ya que un representante de la Administración está vetando un derecho libre y legítimo de un ciudadano. Que posiblemente al colegio no le hayan dado información sobre los riesgos de no recoger la objeción. Nota: Los organizadores, pensamos que esta familia debe estar orgullosa, simplemente porque “han hecho familia”. De su ejemplo –no es el único- debemos aprender los demás.

Pregunta 4: Un padre pregunta que si su hijo no entra en clase de EpC si puede ser acusado de absentismo.

Respuesta: Conforme a la normativa legal correspondiente, el absentismo requiere estar fuera del recinto escolar. Luego el empleo de ese término, por mucho respeto que les debamos a la Autoridad correspondiente, no es oportuno y mucho menos si se emplea para amenazar. No tiene validez alguna.

Pregunta 5: Un padre dice que al presentar la objeción de conciencia, le llamó la directora y le felicitó. Que si existen otras formas de protestar.

Respuesta: La objeción de conciencia es la herramienta idónea después de haber estudiado en profundidad el caso ante otras cuestiones similares. Que la objeción de conciencia está contemplada en la Constitución, por más que se empeñen en contra. Nota: La mayoría de las organizaciones contra EpC están vinculadas con gabinetes de abogados de prestigio o son miembros de los más importantes órganos jurídicos del Estado: Tribunal Constitucional, Tribunal Supremo, etcétera.

Pregunta 6: Un abuelo se queja de que no puede presentar la objeción, que aunque no tenga hijos en edad escolar, que se considera obligado moralmente a reclamar esta Ley.

Respuesta: Por mucha razón que tenga, que la tiene, tan solo la puede presentar quien tenga a los hijos en edad escolar y no solamente a quien le afecte la asignatura, porque una sola hora de clase de EpC que por ejemplo se da este año en 3º de ESO –realmente insignificante- pueden ser cuatro horas dentro de un par de años y una asignatura extendida a todos los cursos más adelante. Por eso, hay que presentar la objeción por los alumnos que les afecta la Ley. Nota: El Real Decreto de “mínimos” no es solamente sobre EpC, sino de todos los cursos y asignaturas.

Pregunta 7: Una madre objetora dice que su hija salió de la clase de EpC y se fue a la biblioteca con una profesora. Que por ese motivo, le han trasladado un “parte” por una actitud que el colegio considera contraria al régimen interior. Que sabe que al tercer parte pueden expulsar a su hija del colegio durante una semana, que es el único caso en el colegio y que está muy preocupada.

Respuesta: Hay disponible una asistencia jurídica “gratuita” tanto en Granada como en Madrid. Que “posiblemente” y sin saber los detalles, por su caso se pueda interponer una QUERELLA CRIMINAL. Nota: Al finalizar la conferencia, se les facilitó a la familia “calor humano” y el abogado tomó nota de todas las cuestiones para empezar a trabajar en ello.

Pregunta 8: Un padre dice que si su hijo no va a poder obtener el título de los estudios por haber objetado.

Respuesta: Resulta curioso la flexibilidad con la que se puede pasar de curso con cuatro asignaturas suspensas y las amenazas que se vierten contra quien simplemente presenta la objeción de conciencia ante la asignatura. Que no nos preocupemos, que hay un equipo de abogados trabajando en la interposición de todo tipo de recursos contra esas amenazas y coacciones y que no tengan la menor duda que finalmente se ganará, ya que esta forma de impartir la asignatura es única en toda Europa. Que mientras se resuelven todos los recursos, nuestros hijos habrán terminado el colegio y nos habremos librado de esta PESADILLA. Por otro lado, por más que se empeñen, el número de objeciones es considerable, quien tiene un problema es el Ministerio: la asignatura de EpC nace MUERTA. Que ni siquiera la Administración sabe exactamente el número de objeciones presentadas, ya que hay muchísimos colegios que no las han cursado todavía por diversas razones.

Pregunta 9: Una madre que ha objetado, dice que si su hija puede entrar en clase de la asignatura.

Respuesta: No debe entrar en la clase. Si entra en la clase no es coherente con la presentación de la objeción. En algunos casos durante la clase de EpC se les dice al alumno que pase a la clase de al lado.

Pregunta 10: Un padre quiere que le aclaren la validez de “adaptar” la ley al ideario del colegio.

Respuesta: La existencia de una carta personal: “Querido Manuel…” por la que un Secretario de Estado autoriza adaptar la asignatura al ideario del colegio no tiene validez legal alguna. Estamos en un Estado de Derecho y nos regimos por leyes y no por cartas personales. Hay que cambiar la ley por otra que respete la Constitución y la libertad de los padres.

¡¡¡Nos vemos el viernes día 28 a las 8 de la tarde en el Colegio Regina Mundi!!!.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Jornada de reflexión sobre Eduación para la Ciudadanía en Granada

Educación para la Ciudadanía

Ante el debate social y la inquietud de muchos padres sobre la implantación de la asignatura de Educación para la Ciudadanía en los planes de estudio,

Tenemos el gusto de invitarles a una jornada de reflexión sobre la implantación de esta asignatura a nuestros hijos.

Lugar: Colegio de la Presentación (Cerca de la Plaza de Gran Capitán).

Hora: A las 8 de la tarde del viernes 21 de Septiembre.

Asisten: Benigno Blanco (Presidente del Foro de la Familia) y Jaime Urcelay (Presidente Profesionales por la Ética).

Entrada: Libre hasta completar aforo.

Organiza: La Rosa Blanca en Granada, FCAPA Granada y el Foro de la Familia.

Se ruega difusión.

Muchas gracias

Más información: Tf 699006478 granada@noesigual.org www.objetamos.com

Dos respuestas del Papa a dos jóvenes italianos el 1 de septiembre en Montorso


Publicamos las dos respuestas que ofreció Benedicto XVI a preguntas de participantes en el Ágora de los jóvenes italianos, que se celebró en la tarde del 1 de septiembre en la explanada de Montorso, junto a Loreto, en la costa adriática italiana.

* * *

--Pregunta formulada por los jóvenes Piero Tisti y Giovanna Di Mucci: A muchos de los jóvenes de la periferia nos falta un centro, un lugar o personas capaces de dar identidad. A menudo no tenemos historia ni perspectivas; por eso, no tenemos futuro. Parece que lo que esperamos nunca se hace realidad. De aquí la experiencia de la soledad y, a veces, de dependencias. Santidad, ¿hay alguien -o algo- para quien podamos llegar a ser importante? ¿Es posible esperar cuando la realidad nos niega cualquier sueño de felicidad, cualquier proyecto de vida?

--Benedicto XVI: Gracias por esta pregunta y por la presentación tan realista de la situación.

Con respecto a las periferias de este mundo, en las que existen grandes problemas, no es fácil ahora responder. No queremos vivir en un fácil optimismo, pero, por otra parte, debemos ser valientes y seguir adelante.
Podría anticipar así el núcleo de mi respuesta: "Sí, hay esperanza también hoy; cada uno de vosotros es importante, porque cada uno es conocido y querido por Dios; y Dios tiene un proyecto para cada uno. Debemos descubrirlo y corresponder a él, para que, a pesar de estas situaciones de precariedad y marginalidad, sea posible realizar el proyecto de Dios sobre
nosotros".

Pero, entrando en detalles, usted nos ha presentado de forma realista la situación de una sociedad: en las periferias parece difícil salir adelante, cambiar el mundo mejorándolo. Todo parece concentrado en los grandes centros del poder económico y político; las grandes burocracias dominan y quienes se encuentran en las periferias, realmente parecen quedar excluidos de esta vida.

Un aspecto de esta situación de marginación de muchos es que las grandes células de la vida de la sociedad, que pueden construir centros también en la periferia, están desintegradas: la familia, que debería ser el lugar de encuentro de las generaciones -desde los bisabuelos hasta los nietos-; que no sólo debería ser un lugar donde se encuentren las generaciones, sino también donde se aprenda a vivir, donde se aprendan las virtudes esenciales para la vida, está desintegrada, se encuentra en peligro. Por eso, debemos hacer todo lo posible para que la familia sea viva, para que sea también hoy la célula vital, el centro en la periferia.

Del mismo modo, también la parroquia, célula viva de la Iglesia, debe ser realmente un lugar de inspiración, de vida, de solidaridad, que ayude a construir juntamente los centros en la periferia.

En la Iglesia se habla a menudo de periferia y de centro, que sería Roma, pero de hecho en la Iglesia no hay periferia, porque donde está Cristo allí está todo el centro. Donde se celebra la Eucaristía, donde está el sagrario, allí está Cristo y, por consiguiente, allí está el centro, y debemos hacer todo lo posible para que estos centros vivos sean eficaces, para que estén
presentes y sean realmente una fuerza que se oponga a esa marginación.

La Iglesia viva, la Iglesia de las pequeñas comunidades, la Iglesia parroquial, los movimientos, deberían formar también centros en la periferia, para ayudar así a superar las dificultades que la gran política obviamente no supera. Al mismo tiempo, también debemos pensar que, a pesar
de las grandes concentraciones de poder, precisamente la sociedad actual necesita la solidaridad, el sentido de la legalidad, la iniciativa y la creatividad de todos.

Sé que es más fácil decirlo que realizarlo, pero veo aquí personas que se comprometen para que surjan también centros en las periferias, para que crezca la esperanza. Por tanto, me parece que precisamente en las periferias debemos tomar la iniciativa. Es necesario que la Iglesia esté presente; que Cristo, el centro del mundo, esté presente.

Hemos visto, y vemos hoy en el evangelio, que para Dios no hay periferias. La Tierra Santa, en el vasto contexto del Imperio romano, era periferia; Nazaret era periferia, una aldea desconocida. Y, sin embargo, precisamente esa realidad fue de hecho el centro que cambió el mundo. Así, también nosotros debemos formar centros de fe, de esperanza, de amor y de solidaridad, de sentido de la justicia y de la legalidad, de cooperación.

Sólo así puede sobrevivir la sociedad moderna. Necesita esta valentía de crear centros, aunque aparentemente no parece existir esperanza. Debemos oponernos a esta desesperación; debemos colaborar con gran solidaridad y hacer todo lo posible para que aumente la esperanza, para que los hombres colaboren y vivan. Como vemos, es necesario cambiar el mundo; pero es precisamente la juventud la que tiene la misión de cambiarlo. No lo podemos hacer sólo con nuestras fuerzas, sino en comunión de fe y de camino. En comunión con María, con todos los santos; en comunión con Cristo, podemos hacer algo esencial.

Os estimulo y os invito a tener confianza en Cristo, a tener confianza en Dios. Estar en la gran compañía de los santos y avanzar con ellos puede cambiar el mundo, creando centros en la periferia, para que esa compañía sea realmente visible y así se haga realidad la esperanza de todos, de modo que cada uno pueda decir: "Yo soy importante en la totalidad de la historia. El
Señor nos ayudará". Gracias.

--Pregunta formulada por la joven Sara Simonetta: Yo creo en el Dios que ha tocado mi corazón, pero son muchas las inseguridades, los interrogantes, los miedos que llevo en mi interior. No es fácil hablar de Dios con mis amigos; muchos de ellos ven a la Iglesia como una realidad que juzga a los jóvenes, que se opone a sus deseos de felicidad y de amor. Ante este rechazo siento
fuertemente la soledad humana y quisiera sentir la cercanía de Dios. Santidad, ¿en este silencio dónde está Dios?

--Benedicto XVI: Sí, todos nosotros, aunque seamos creyentes, experimentamos el silencio de Dios. En el Salmo que acabamos de rezar se encuentra este grito casi desesperado: "Habla, Señor; no te escondas". Hace poco se publicó un libro con las experiencias espirituales de la madre Teresa. En él se pone de manifiesto aún más claramente lo que ya sabíamos: con toda su caridad, su fuerza de fe, la madre Teresa sufría el silencio de Dios.

Por una parte, debemos soportar este silencio de Dios también para poder comprender a nuestros hermanos que no conocen a Dios. Por otra, con el Salmo, podemos gritar continuamente a Dios: "Habla, muéstrate". Sin duda, en nuestra vida, si tenemos el corazón abierto, podemos encontrar los grandes momentos en los que realmente la presencia de Dios se hace sensible también para nosotros.

Me viene a la mente en este momento una anécdota que refirió Juan Pablo II en los ejercicios espirituales que predicó en el Vaticano cuando aún no era Papa. Contó que después de la guerra lo visitó un oficial ruso, que era científico, el cual le dijo: "Como científico, estoy seguro de que Dios no existe; pero cuando me encuentro en una montaña, ante su majestuosa belleza,
ante su grandeza, también estoy seguro de que el Creador existe y de que Dios existe".

La belleza de la creación es una de las fuentes donde realmente podemos descubrir la belleza de Dios, donde podemos ver que el Creador existe y es bueno, que es verdad lo que dice la sagrada Escritura en el relato de la creación, o sea, que Dios pensó e hizo este mundo con su corazón, con su voluntad, con su razón, y vio que era bueno. También nosotros debemos ser buenos, teniendo el corazón abierto a percibir realmente la presencia de Dios.

Asimismo, al escuchar la palabra de Dios en las grandes celebraciones litúrgicas, en las fiestas de la fe, en la gran música de la fe, percibimos esta presencia.

Recuerdo en este momento otra anécdota que me contó hace poco tiempo un obispo en visita "ad limina": una mujer no cristiana muy inteligente comenzó a escuchar la gran música de Bach, Händel, Mozart. Estaba fascinada y un día dijo: "Debo encontrar la fuente de donde pudo brotar esta belleza". Esa mujer se convirtió al cristianismo, a la fe católica, porque había descubierto que esa belleza tiene una fuente, y la fuente es precisamente la presencia de Cristo en los corazones, es la revelación de Cristo en este mundo.

Por consiguiente, las grandes fiestas de la fe, de la celebración litúrgica, pero también el diálogo personal con Cristo: él no siempre responde, pero hay momentos en que realmente responde.

Luego viene la amistad, la compañía de la fe. Ahora, reunidos aquí en Loreto, vemos cómo la fe une, la amistad crea una compañía de personas en camino. Y sentimos que todo esto no viene de la nada, sino que realmente tiene una fuente, que el Dios silencioso es también un Dios que habla, que se revela, y sobre todo que nosotros mismos podemos ser testigos de su presencia, que nuestra fe proyecta realmente una luz también para los demás.

Así pues, por una parte, debemos aceptar que en este mundo Dios es silencioso, pero no debemos ser sordos cuando habla, cuando se nos muestra en muchas ocasiones; vemos la presencia del Señor sobre todo en la creación, en una hermosa liturgia, en la amistad dentro de la Iglesia; y, llenos de su presencia, también nosotros podemos iluminar a los demás.

Paso a la segunda parte de su pregunta: hoy es difícil hablar de Dios a los amigos y tal vez resulta aún más difícil hablar de la Iglesia, porque ven a Dios sólo como el límite de nuestra libertad, un Dios de mandamientos, de prohibiciones, y a la Iglesia como una institución que limita nuestra
libertad, que nos impone prohibiciones.

Pero debemos tratar de presentarles la Iglesia viva, no esa idea de un centro de poder en la Iglesia con estas etiquetas, sino las comunidades de compañía en las que, a pesar de todos los problemas de la vida, que todos tenemos, nace la alegría de vivir.

Aquí me viene a la mente un tercer recuerdo. En Brasil estuve en la "Hacienda de la Esperanza", una gran realidad donde los drogadictos se curan y recobran la esperanza, recobran la alegría de vivir. Los drogadictos testimoniaron que precisamente descubrir que Dios existe significó para
ellos la curación de la desesperación. Así comprendieron que su vida tiene un sentido y recobraron la alegría de estar en este mundo, la alegría de afrontar los problemas de la vida humana.

Por tanto, en todo corazón humano, a pesar de los problemas que existen, hay sed de Dios; y donde Dios desaparece, desaparece también el sol que da luz y alegría. Esta sed de infinito que hay en nuestro corazón se demuestra también en la realidad de la droga: el hombre quiere ensanchar su vida, quiere obtener más de la vida, quiere alcanzar el infinito, pero la droga es
una mentira, una estafa, porque no ensancha la vida, sino que la destruye.

Realmente, tenemos una gran sed, que nos habla de Dios y nos pone en camino hacia Dios, pero debemos ayudarnos mutuamente. Cristo vino precisamente para crear una red de comunión en el mundo, donde todos podemos apoyarnos unos a otros, ayudándonos a encontrar juntos el camino de la vida y a comprender que los mandamientos de Dios no son limitaciones de nuestra libertad, sino las señales de carretera que nos orientan hacia Dios, hacia la plenitud de la vida.

Pidamos a Dios que nos ayude a descubrir su presencia, a estar llenos de su Revelación, de su alegría, a ayudarnos unos a otros en la compañía de la fe para avanzar y encontrar cada vez más, con Cristo, el verdadero rostro de Dios, y así la vida verdadera.

[Traducción distribuida por la Santa Sede
© Copyright 2007 -- Libreria Editrice Vaticana]